El fotógrafo naronés Lucas Blanco viajó a la zona de Dakar, en Senegal, con la ONG coruñesa Ecodesarrollo Gaia, que mantiene allí una escuela (en Yoff-Tonghor) para niños y para chicas adolescentes, entre otros proyectos. Al mismo tiempo, con su cámara retrataba cuanto le llamaba la atención de su convivencia con los senegaleses y del paisaje, en un trabajo más personal del que se podrá ver una muestra a partir del sábado en La Profecía (O Ponto). Allí inaugura, a las diez de la noche, “Corazón negro”, una composición de 24 fotografías que ocupa toda una pared y que estará en este establecimiento de forma permanente. Seis fotografías de gran formato (de 150 x 80 centímetros) y en color, junto con 18 de menor tamaño, en blanco y negro, componen el panel que refleja la vida en Dakar, vista por los ojos de este fotógrafo.
“Cada foto tiene su historia”, explica Lucas Blanco, “lo que tienen en común es que todas ellas están tomadas en poblaciones de Dakar”. Así, el espectador puede contemplar la isla de Gorea, que fue durante tres siglos la mayor base para el mercado de esclavos hacia Estados Unidos, el Caribe y Brasil, acercarse a la vida de los pescadores (en uno de estos barrios humildes fue donde compartió casa y comida) y, sobre todo, conocer cómo se desarrolla la vida en una zona con muchas necesidades pero también con un gran sentido de la comunidad y con una hospitalidad proverbial.
“Este viaje me hizo regresar al pasado, a mi infancia, en la que fui muy feliz”. En la calle juegan niños con un aro, con una pelota a medio hinchar, con un futbolín desconchado... en las casas conviven varias generaciones, comparten el arroz y la carne o el pescado en la misma fuente, las mujeres llevan el peso del hogar y los ancianos son figuras muy respetadas. Lucas Blanco quedó impresionado precisamente por ese respeto por los demás, por su capacidad de escuchar y por su hospitalidad, que en lengua wolof es “teranga” y que está asociada al país. También figuran en sus imágenes hombres montando en camellos, un estadio de fútbol con un enorme grafiti, el trasiego de agua (un bien escaso en unos barrios pero peligroso en otros por su estancamiento y las enfermedades que provoca)... “la vida, tal cual”.
“Acabé mimetizándome con la gente de allí, ya no me sentía blanco. En el barrio en el que estaba, no había. De hecho el título de la exposición me la dio un amigo, que al partir me dijo que podía ser blanco por fuera, pero que tenía ya el corazón negro y siempre sería un negro más”, explica el fotógrafo.
En el acto de inauguración participará el cantautor Miguel Castro, que interpretará el tema “De qué me sirve”, con un espíritu muy acorde con el de la exposición.
Además, también en La Profecía, mañana viernes se inaugura una exposición fotográfica de José Manuel Moreno Arribe. n