Incluso para el Gobierno, la dramática situación de Ferrolterra “salta a la vista”. Así lo reconoció esta misma semana el presidente de la SEPI, Ramón Aguirre, cuando durante su comparecencia en el Congreso explicó que en la consulta sobre el dique cursada a la Unión Europea también se justifica la necesidad de levantar el veto a Navantia Fene por cuestiones “clamorosas” como son las realidades económica, social y laboral de la zona.
Ante la falta de soluciones, la ciudadanía de Ferrolterra está convocada hoy por quinta vez a salir a la calle –en una manifestación que partirá a las doce del mediodía del Inferniño– en defensa de los astilleros públicos, cuya parálisis está arrastrando al resto de la industria y del sector servicios de la zona. Después de quemar cartuchos en sucesivos calendarios de movilizaciones a lo largo de casi tres años, los comités de Navantia siguen reclamando trabajo y dique flotante en el peor de los escenarios: con meses de inactividad asegurada por delante y con una industria auxiliar practicamente desmantelada.
antesala de elecciones
En la antesala de las elecciones europeas del 25 de mayo, al sector naval público le vuelven a llover promesas desde el ámbito político. El ministro Cristóbal Montoro anunció recientemente el próximo encargo de un buque militar cuyo destino prioritario será la exportación pero que, en caso de no llegar a venderse, podría quedarse en manos de la Armada Española. Más de un mes después sigue sin concretarse qué buque y dónde se va a construir y el presidente de la SEPI, Ramón Aguirre, se limitó a pedir esta semana “paciencia” y “confianza” sobre este tema.
El naval de la ría de Ferrol suele ser un campo abonado para las promesas en temporada electoral. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, presentó en la campaña de 2009 sus compromisos con Ferrol como un “contrato” con trece puntos. Uno de ellos era la creación de un “gran centro de reparaciones navales en la antigua Astano” con el que se crearían 2.000 puestos de trabajo.
El alcalde, José Manuel Rey Varela, también incluyó en su propuesta “Ferrol 2020” el compromiso de impulsar el sector naval de la ría negociando la cesión de los terrenos que ocupaba Imenosa, en el astillero de Fene, con Dragados Offshore. En su “hoja de ruta”, el entonces candidato incluyó igualmente el centro de reparaciones y la construcción del dique flotante.
Sobre este último, el Gobierno se ha limitado hasta el momento a decir que no está descartado, aunque el PP ha tumbado en el Congreso todas las iniciativas parlamentarias dirigidas a conseguir su compromiso con el proyecto. El presidente Rajoy tocó el tema del sector naval exclusivamente en su discurso de investidura, cuando se mostró dispuesto a estudiar el encargo de la sexta fragata. Desde el nombramiento en enero de 2012 del presidente de la SEPI, Ramón Aguirre, pasó casi un año y medio hasta que la presión de los comités de empresa y los alcaldes consiguió arrancarle el compromiso de que se presentaría la consulta sobre el dique y que en ella se exploraría también la posibilidad de levantar el veto. El Gobierno español envió la pregunta en noviembre pasado y este mismo mes ha entregado la documentación requerida después.
nueve meses
Bajo la actual gestión, la empresa pública ha vivido dos años y medio de paulatino adelgazamiento de actividad hasta llegar al momento actual, en el que para el astillero de Fene están asegurados nueve meses más de parálisis total y para el de Ferrol solo hay la certeza del flotel de Pemex. Las primeras chapas se cortarán en el mes de junio y el programa dará trabajo durante 28 meses a una media de 300 trabajadores, por lo que no cubre ni la capacidad de la compañía pública, con 2.300 operarios en la ría, y deja un margen ridículo a la industria auxiliar.
Los comités de Navantia vuelven a apelar hoy al apoyo de la ciudadanía para reclamar soluciones que necesariamente han de venir del ámbito político. Sentado ya el “clamoroso” dramatismo de la situación, solo cabe esperar que se adopten decisiones para revertirla.