La salud de nuestras rías

ecuerdo de mi pasado, años cincuenta-sesenta (los viejos recordamos mejor lo muy antiguo que lo de ayer mismo por singulares razones neurológicas) y citando ejemplos de las Rías de Ferrol, Viveiro y Ortigueira, que atracados al muelle de la Enfermería del Arsenal y con una “intensiva” al costado libre, se Pescaban con patera enormes y abundantes podas y calamares y con anzuelo preciosas fanecas, por ejemplo. Y eso, teniendo en cuenta que toda aquella Darsena estaba abarrotada de grandes y pequeñas embarcaciones que por cuidado que se tuviera, siempre había escasos escapes contaminantes que las acusadas inquietas mareas del Cantábrico antaño, como hoy, emulsionaban y espontáneamente neutralizaban por su escasez como digo. Y más al final, hacia Jubia, en las proximidades de la vía del tren, nutridos grupos familiares, explotaban y vivían de fructífero marisqueo. Hoy, por las noticias que tengo, ni aquellas zonas, ni el resto de la Ría, son ni la sombra de lo que entonces significaron. Pues en la de Ortigueira, Morouzos concretamente, a donde antes y después de casarme acudíamos en climatologías adecuadas, solo con remover con los dedos en la orilla, era tal la abundancia de hermosísimos berberechos, que en pocos minutos llenábamos una bolsa como de dos-tres kilos. Las navajas tenían lugares más selectivos y la almeja y el congrio habían mermado en su producción, aunque Pepe Mera, (q.e.p.d.), me contaba de sus jornadas de contento al congrio sin grandes desplazamientos. (Creo recordar que había vigilancia a los efectos de las extracciones).


Hoy, cincuenta-setenta años después, y tras su deprimente fatal moribundez, ojalá se halle nuestra preciosa y fructífera Ría, aun sea lentamente, efectivamente recuperando su producción exuberante. En cuanto a la de Viveiro, aunque mi presencia a sus plantas tenía lugar ya por los años cuarenta y con algo más frecuencia a partir de los cincuenta, solo por informaciones fidedignas puedo decir que, aparte todo Covas, la zona comprendida entre el antiguo y el Nuevo Puente, constituyó un nutrido núcleo de marisqueo, de lo que al día de hoy, se halla ausente. Y ojalá con visos esperanzadores de un tornar a la riqueza del pasado. Así podríamos comentar lo de otras rías de nuestro noroeste. Y ¿Qué pasó para que la vitalidad de nuestras encantadoras y gestantes rías se viniera abajo? Pues lo que en otros litorales y lagos y ríos…, lugares del mundo entero, diría, pero sobre todo los industrializados, desarrollados, avanzados... que se llamaron. Pero que no se tomaron medidas, al menos las suficientes, para que aquellas catástrofes no se dieran.- Los petróleos y sus derivados; los detritus contaminantes de las industrias nacientes..., acabaron, por la ausencia de previsión y prevención y la predominancia de la idea de que todo aquello “era riqueza”, produciendo desastrosas muertes en cuantos medios acuáticos y otros lamentablemente contactaron.


Ojalá con las radiaciones, los consumos indiscriminados de purezas y potables... no nos pase lo mismo. Y estemos a tiempo de recuperar al menos parte de lo destruido. Y que los internets, las inteligencias artificiales, lo atómico... no acabe produciendo desastres no solo físicos sino generales a la sensibilidad humana en sus diversas vertientes.


No estoy seguro de que mandatarios y esbirros estemos atentos a poner las manos a la obra. Espero y deseo que sí.

La salud de nuestras rías

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