Las últimas noticias de este galeón que recordemos fue hundido por los ingleses en Cartagena de Indias el día 8 de junio de 1708, no son nada venturosas para los intereses de España. Y es que el contencioso en el que se encuentra el gobierno de Colombia con la compañía cazatesoros norteamericana “Sea Search Armada”, que localizó el pecio en 1982, parece que pronto va a tener fin…lo que no quiere decir que sea un final feliz, ni mucho menos.
Mientras que el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos insiste en que donde ellos han localizado sus restos (con los medios de la compañía “Wood Hole Corporation”) dista más de tres millas de la ubicación señalada hace más de treinta años por “Sea Search Armada”, su abogado, Danilo Devis, afirma que “estamos ante un galeón descubierto en 1982 y vuelto a descubrir, con trampa, en 2015”. En juego está nada más y nada menos que el 50 % del tesoro que transportaba, que Colombia debería de entregar a los norteamericanos según las sentencias dictadas en este sentido durante los años 1994 (primera instancia), 1997 (Tribunal Superior de Barranquilla) y 2007 (Corte Suprema de Justicia), por lo que en el momento de que cualquiera de sus elementos o carga llegara a la superficie, quedaría inmediatamente embargado en dicho porcentaje.
Ahora mismo “la pelota” está en el Consejo de Estado de aquella nación, que según parece, en breve, se pronunciará sobre la ilegalidad de los derechos reclamados por la compañía norteamericana, pudiéndose llegar el caso de suspender la medida cautelar aludida. Mientras tanto España está a la expectativa de ver lo que pasa, pues llegado el momento, tendrá que recordar sus derechos sobre el navío; es decir, el principio de “inmunidad soberana” en oposición de la Ley colombina del año 2013, que dispuso que todo el patrimonio cultural sumergido es propiedad de los colombianos. Al no suscribir aquellos la “Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático” de 2001 de la Unesco, el affaire queda a la buena voluntad de nuestras relaciones bilaterales, que son, por cierto, excelentes. La cuestión fundamental aquí está en saber si el gobierno colombiano quiere comercializar los más de 532.000 pesos que transportaba (entre otras riquezas), o si “simplemente” quiere realizar un trabajo arqueológico serio y conservar y exhibir sus piezas en un museo. Algunas informaciones apuntan a la primera posibilidad, pues han señalado que detrás del descubrimiento estaría la empresa “Maritime Archaeology Consulting”, una sociedad constituida por inversionistas británicos que fue la que contrató a la aludida “Wood Hole Corporation” para localizar el pecio, tras alcanzar antes un acuerdo para su explotación comercial con las autoridades colombianas. 
Quizás lo más interesante que hemos conocido estos últimos días, haya sido la publicación de las coordenadas donde se encuentra, en la Longitud 76º 00’ 20’’ O y Latitud 10º 13’ 33’’ N. 
Por cierto, y dejando al “San José” a un lado, comentarles que estaré en Ferrol hasta el  jueves, por lo que estoy a disposición de todos ustedes en la Residencia de “La Cortina”.