Aunque los cedeireses todavía lo recuerdan como si fuera ayer, en el resto de las comarcas la revolución de los percebes ha caído en el olvido y no muchos saben que el 1 de junio de 1999 la villa se convirtió en un campo de batalla entre la Policía Nacional y los percebelleiros. Un capítulo de la historia reciente de Ferrolterra que ilustró la primera portada de Diario de Ferrol y que recordamos 25 años después.
El conflicto empezó a gestarse meses antes, en octubre de 1998, cuando el pósito cariñés —con un volumen mucho menor de capturas y menos integrantes, por aquel entonces— empezó a trabajar en su propio plan percebero. Hasta entonces, los percebelleiros de Cedeira extraían el marisco de la costa según los abrigos de los acantilados y el crecimiento del molusco hasta Estaca de Bares. A comienzos de 1999, la Xunta de Galicia dio luz verde al documento, que prohibía que los cedeireses faenasen en zonas tan destacadas como el banco de Os Aguillóns, el más fructífero de la costa ortegana.
Comenzaron entonces las movilizaciones con manifestaciones en Santiago y encierros en la Delegación de Pesca de Ferrol, desafiando a las autoridades al seguir yendo a apañar el percebe en las zonas ahora prohibidas. De hecho, el 31 de mayo, preludio de la rebelión, expedientaron a una treintena de embarcaciones, pero la Guardia Civil no evitó que los 350 kilogramos de percebe se vendiesen en la lonja y que los trabajadores, haciendo gala de la solidaridad que demostrarían durante las siguientes semanas, se repartieran las ganancias.
No contentos con esa primera batalla ganada, los trabajadores salieron al mar al día siguiente, 1 de junio, una fecha que incluso Os Cempés convirtieron en canción con Que non volvan! y Un de Xuño en Cedeira, bandas sonoras de la insurrección que empezó en el mar: unas 200 personas en medio centenar de lanchas pusieron rumbo a Os Aguillóns a las diez de la mañana. A su regreso, a sabiendas de que el percebe que habían cogido era ilegal, decidieron comérselo sin que la Policía, que esperaba refuerzos, pudiese hacer nada por evitarlo.
Recoge la primera crónica de Diario que los percebelleiros se "resistieron a que los funcionarios de Inspección Pesquera confiscasen la mercancía e inmediatamente después comenzó la carga policial". Fueron las campanas de la iglesia de Santa María las que tocaron a rebato para movilizar a todos los vecinos y que fueran hasta el puerto, mientras los mariscadores se encerraron en la lonja, de la que serían desalojados tiempo después con botes de humo.
Más tarde, los enfrentamiento se extendieron por toda la zona portuaria, con mariscadores quemando neumáticos y otros enseres para hacer sus barricadas en una jornada que la Consellería de Pesca calificó de "muy grave" y en la que se sancionó a 53 embarcaciones por faenar en la zona prohibida.
El popular Leopoldo Rubido —alcalde cedeirés en tres etapas: 1973-1999, 2003-2007 y de 2011 a 2013— no dudó en hacer pública su protesta por la actuación policial, rechazando el operativo puesto en marcha por la Delegación del Gobierno, de la que era responsable Juan Miguel Diz Guedes, también del Partido Popular. Declaró el regidor que la intervención de los antidisturbios fue "desproporcionada" y que solo sirvió "para terminar dando la razón a los que prefieren la violencia a las vías democráticas y del diálogo o de la justicia".
Entretanto, el miércoles 2 de junio, la Agrupación de Percebeiros de Cedeira convocó una manifestación multitudinaria en la villa donde se pudo leer una pancarta que decía: "Dos avós aos irmáns todos xuntos a loitar". Pidiendo la dimisión del delegado del Gobierno estuvieron, según al crónica, más de 2.000 personas, incluido el alcalde, que decía estar "muy afectado" por lo sucedido y sostenía que "el decreto le da los percebes a los que no tienen necesidad y se los quita a los que los necesitan". Mientras, Diz Guedes defendía que la Policía actuó "con el fin de que se cometiera una ilegalidad", lamentando la "violencia ejercida por parte de las personas concentradas".
Por su parte, el conselleiro de Pesca y Marisqueo, Amancio Landín, apostaba por la mediación con los mariscadores, pero criticaba que "ellos son los que tienen la pelota sobre su tejado porque existe una oferta y hasta el momento no quieren diálogos". Los percebeiros, remarcaban en sus movilizaciones que su intención era la de seguir faenando en las mismas zonas a las que iban desde hacía 50 años y el regidor de Cariño, Fernando Tallón, decían que los suyos habían cumplido y no así Cedeira, abogando porque "lo que hay que hacer es ponerse de acuerdo las cofradías".
PSOE, BNG, UGT y CIG criticaron durante aquellos días la carga policial y pidieron responsabilidades políticas. Xesús Anxo López Pintos, secretario comarcal de la Confederación, llegó a exigir que Cedeira declarase persona "non grata" al alcalde cariñés. Recordaba el sindicato nacionalista que de los ocho kilómetros de costa que se repartieron en el plan, cinco se los quedó Cariño y los tres restantes los cedeireses; una cuenta todavía menos equitativa al enumerar que había unos seis mariscadores en el municipio cariñés frente a los más de 200 cedeireses.
El patrón mayor de la Cofradía de Cedeira, Manuel Iglesias, quien calificó la actuación de la Policía como "procedimiento típico de Atila", anunciaba esa misma semana que se planteaban llevar al delegado del Gobierno a los tribunales y, al día siguiente, la Consellería convocaba a todas las partes a una reunión en la que se propuso que 20 embarcaciones cedeiresas se incorporasen cada mes al pósito de Cariño. Sin embargo, los percebeiros rechazaron la oferta de la Xunta por "falta de garantías" y acordaron seguir faenando en las zonas prohibidas: "Nos da igual pasar hambre seis meses antes que después", zanjaron.
El 10 de junio fue el primer día que volvieron a mariscar tras los sucesos, esta vez en los acantilados que les correspondían, y capturaron más de 650 kilos, con un valor que osciló en lonja entre las 7.900 y las 1.150 pesetas; sin embargo, no bajaron los brazos. No pasó ni un mes, el 5 de julio, cuando se encerraron en la delegación de Pesca de Ferrol, retomando el calendario de movilizaciones y forzando que la Consellería asumiera el compromiso de crear una mesa negociadora para un Plan Integral del Ortegal.
Fue el martes 13 de julio cuando los patrones mayores de las cofradías —Cedeira, Cariño, O Barqueiro y Espasante— firmaron un acuerdo de explotación para el percebe, aceptando que 20 embarcaciones "se acojan cada mes al plan de explotación local de los recursos" del pósito cariñés y la creación de un órgano para analizar el diseño del plan para el Ortegal con un reparto más equitativo. Con ello, decía Diario, se puso fin "a los conflictos suscitados" y se "restablecía de nuevo la normalidad".