El Club de Tenis de Redes está creando escuela. Así lo demuestra la celebración de la Festa do Marisco, que nacerá esta misma noche.
Como explica Daniel Varela, que está detrás de la organización del evento, “la idea es acercarle algo nuestro –refiriéndose al marisco– a todo el mundo”. Aunque parezca que ya estamos familiarizados con el producto insignia del territorio, la realidad es otra. Los precios que suelen tener este tipo de productos hacen que sean inaccesibles para muchos hogares y es este, sin duda, el mayor aliciente que presenta esta celebración.
A partir de las 20.00 horas de esta tarde, el Club de Tenis de Redes abrirá sus puertas para que todos aquellos que tengan curiosidad, hambre y ganas de bailar se pasen por allí.
El coste de las raciones es de lo más asequible: todas rondan los 10 euros. Los precios populares no buscan atraer aún a más gente, sino hacer posible el “disfrute de todas las personas que vengan”, explica Varela.
Y a pesar de que la comida, sin duda alguna, es un aliciente, no es el único. Desde la organización no se olvidan del nexo común de toda buena celebración: la música. Es por ello que han decidido contar con los ya más que afamados Sintrom Ni Son. Desde la banda adelantan que mantienen un repertorio conocido, pero que este verano han decido hacer “nuevas incorporaciones”.
En cuanto a la oferta, es de lo más variada. Varela explica que, aunque para ciertos productos aún están pendientes del mercado, en busca de la mayor frescura posible, tendrán, ya confirmado y de kilómetro 0, navajas, almejas y mejillones de la mano de “El Pirata hambriento”, proyecto de Jose Brandariz. En su equipo se practica la pesca por buceo, una modalidad que es sostenible y de bajo impacto con el ecosistema marino.
“Somos buceadores recolectores y usamos aire con suministro de superficie para poder capturar el erizo, las anémonas... una a una y sin descartes”, explica Jose Brandariz cuando habla de la labor que desempeñan. Son conscientes de la importancia del mar, que, además de un gran amor, es su forma de vida y, por ello, desde sus redes sociales difunden la idea y necesidad de su cuidado. Hay que sembrar lo mismo que se recoge.
Esto se traduce en inmediatez, cercanía y calidad. En pocas palabras “del mar a la mesa”, frase muchas veces dicha pero no siempre tan real como en esta ocasión. Una fiesta para que todos los que quieran bailen, canten pero, sobre todo, puedan disfrutar de uno de los mayores manjares que se conocen.