Hay muchos motivos por los que los coruñeses podemos hinchar el pecho para presumir de ciudad. Ayer, definitivamente, dijimos adiós a uno de esos motivos. Vista desde arriba, la imagen de San Carlos, el último olmedal de Europa, es desoladora. Una cosa menos de la que fachendear cuando le hacemos el recorrido turístico de rigor a nuestras visitas. Una auténtica pena.