As Pontes demostró ayer por qué la Feira de fungos e cogomelos lleva más de treinta años de historia. Es más, dejó claro que por lo menos le quedan otros tantos, y es que las calles del municipio no dejaban indiferente a nadie.
Los vecinos, junto a aquellos que decidieron trasladarse hasta allí para poder disfrutar de la festividad gastronómica, llenaron hasta la última esquina de la zona.
La trigésimo cuarta edición que hace una oda al producto local se saldó con dos talleres de cocina –uno para los más jóvenes y otro para los que ya no lo son tanto– de la mano del ganador del la primera edición del concurso “Mellor cociñeiro de cogomelos”, Gabriel Quisque, con una gran afluencia en ambas sesiones.
Haciendo honor a una reputación más que consolidada en la comarca, el concurso de cestas tuvo este año menos afluencia que en otras ediciones. Aún así, el primer premio se lo llevó Ricardo Gaveiras, con una presentación que volvió a llamar la atención de propios y extraños y que, además, ayudaba a visualizar las diferentes especies autóctonas.
Tanto el mercado de oportunidades MOVA, que se celebró en la avenida de A Coruña, como la muestra de artesanía y productos de otoño (en la calle Ramón Cabanillas), con la que compartía horario, estuvieron más que transitadas.
Los más curiosos pudieron, incluso, aprender cuestiones relacionadas con la apicultura y los procesos de elaboración de productos típicos en las cocinas de la zona. Asimismo, los diferentes puestos que se sucedieron en el centro de la localidad pontesa se encargaron de poner a disposición de aquellos interesados todo tipo de manjares.
Decididos a no bajar el nivel, los de As Pontes cerraron la festividad por todo lo alto: degustación gastronómica y música, una dupla infalible que conquistó hasta al público más exigente.
Habrá que esperar un año para volver a una cita ya ineludible para los amantes de la micología que, con esta edición, vuelve a demostrar la gran importancia del producto local.