¿Considera que el resto de administraciones públicas deberían seguir el ejemplo de Narón con este tipo de iniciativas?
Sí. Yo creo que la salud mental es la asignatura pendiente en el tema sanitario. Creo que las administraciones deberían ponerse las pilas con esto, porque todos lo estamos haciendo. Cada vez se habla más de este tema, incluso en las redes sociales, en los podcast o en la divulgación en general. Considero que atender a esta demanda cada vez es más importante.
¿Y por qué cree entonces que no se hacen actividades de este tipo de forma más habitual?
Estamos ahora mismo justo en el momento de empezar. Supongo que las administraciones, ya sean estatales o autonómicas atienden a las demandas cuando van llegando y desde hace unos cinco o diez años es como una demanda prioritaria. No lo era antes porque era un tabú. Nos costaba darnos cuenta de que nos faltaban recursos de salud mental, nos costaba pedir ayuda como sociedad. La salud mental era la gran escondida y poco a poco cada vez estamos conectando más con esta necesidad. Socialmente es ya un grito, no una petición. Es una necesidad.
¿Cree que la pandemia ayudó a poner el tema de la salud mental en el punto de mira?
Sí, seguro. En la pandemia, por motivos de salud física, sacrificamos completamente la salud mental y yo creo que fue ahí donde nos dimos cuenta de que no podemos ignorarla. Para todos fue un golpe psicológico. Han aumentado muchísimo los estados depresivos, ansiosos. Aumentaron los síntomas y es normal, dado el sacrificio que hicimos. Yo lo noto en las redes sociales, que no dejan de ser un indicador más. Ahora todo el mundo habla de salud mental. Las personas famosas empiezan a reconocer sus problemas, sus desequilibrios o sus momentos malos. Eso antes no ocurría jamás.
El acceso a profesionales es limitado en la sanidad pública debido a muchos factores. Mucha gente no tiene los medios para acudir a expertos del ámbito privado. ¿Qué podemos hacer para atender a aquellos que lo necesitan?
Es complicado. Aunque tengas una patología diagnosticada, en la sanidad pública te dan cita para dentro de meses y eso no puede ser, porque es como no estar atendiendo a los pacientes. Vivimos en una sociedad del bienestar en la que se entiende que se cubren todas las necesidades básicas y debe estar incluida la salud mental.
Hablaba antes de las redes sociales, de la presencia cada vez mayor de este tema en ellas... ¿No pueden convertirse también en un arma de foble filo?
Sí, claro. Obviamente no es la mejor forma de divulgación porque se pueden patologizar estados que, en realidad, son habituales en el ser humano. Los psicólogos nos quejamos mucho de que ahora parece que está de moda decir que estás deprimido, cuando lo que pasa realmente es que simplemente estás triste. Pues así con todo, las reacciones normales, cotidianas... El riesgo es que las etiquetemos como si fuesen un diagnóstico psiquiátrico o patológico. Pero como terapeuta, en este momento me parece más importante la parte buena. Es primordial que empecemos a hablar de la salud mental. Es importante ese grito. A la hora de romper un tabú lo importante es hablar. Luego ya hablaremos bien.