Una oda al hacerse mayor en Narón pero con perspectiva de futuro

Una oda al hacerse mayor en Narón pero con perspectiva de futuro
La directora del Centro Comunitario de Narón, Berta Barbeito (izquierda) y la directora de la Residencia DomusVi de Ferrol, Beatriz Vilariño (derecha) | DANIEL ALEXANDRE

Manuela Pérez Sequeiros era de Ares, pero pronto fue vecina del concello de Narón. Fue en esta localidad donde dio el salto a la política allá por el 1991. Dentro de las diferentes responsabilidades dentro de una “dilatada y fructífera” vida pública, presidió las áreas de Servicios Sociales, de la Mujer, de Cultura, de Educación y Bibliotecas. Fue, asimismo, la coordinadora del Servicio Sociocomunitario.


“Impulsora incansable dos Servizos Sociais do Concello e defensora acérrima da igualdade entre mulleres e homes, e sempre ao lado dos máis débiles e desprotexidos”, versa la placa que hoy se encuentra en el centro que lleva su nombre, “un exemplo do que a súa firme vontade e o seu traballo significaron para Narón”.


Actualmente, el centro Manuela Perez Sequeiros, en el que hay un homenaje póstumo a la que fue “impulsora de moitos dos programas que hoxe están en vigor, que naqueles momentos eran actos pioneiros de Narón” –como explicó en 2016 el entonces alcalde de la localidad, Jose Manuel Blanco–, sigue en activo.


Berta Barbeito es la directora de este centro comunitario –que gestiona la empresa DomusVi, que gestiona otros centro de día como el de Ferrol o la residencia de Laraxe–, que cuenta con 40 usuarios en el centro de día pero que, en lo relativo a las actividades que se reparten a lo largo de las diferentes parroquias de la localidad, tiene más de 1.100 participantes al mes


A pesar de que este espacio está orientado para los más decanos, en muchas de las propuestas también los más jóvenes toman partido. Así, van un paso más allá en la lucha contra los estigmas que socialmente existen y afectan a las personas más longevas.


“La discriminación por cuestión de edad es real. Nos encontramos en una sociedad en la que parece que los mayores no tienen la posibilidad de tomar sus propias decisiones”, expone Barbeito para explicar el concepto “edadismo”, una realidad social que incide más de lo que se podría llegar a pensar en un primer momento.


La forma de gestionar los cuidados también tiene un prisma diferenciador, pues el enfoque parte de las “capacidades”, es decir, teniendo en cuenta las patologías de los diferentes usuarios pero fomentando siempre la autonomía individual. 


Sin caer en los tópicos más que típicos de que la “edad es solo un número”, el equipo de Narón –así como el de Ferrol, bajo la dirección de Beatriz Vilariño–, busca crear, en estos espacios compartidos, comunidades funcionales, un “pueblo”, dentro de unas instalaciones que permita el desarrollo de una vida plena, con unos usuarios que reciban la ayuda que necesiten, pero sin ser inanes. 


Los equipos


Tanto Barbeito como Vilariño tienen claro que una parte esencial de lo que día a día viven en sus centros recae en los hombros de un equipo que trabaje de manera conjunta y cohesionada


“Lo más importante es el compromiso y la vocación, esencial en este campo, aunque hay otro factor que es igual de relevante: el cariño”, exponen. Y es que ambas recuerdan sus más de 20 años de trayectoria dentro de su campo, el Trabajo Social, y siguen atesorando historias que hoy cumplen dos décadas. La implicación emocional es, a fin de cuentas, imposible de evitar.

 

IMG 20241115 WA0007
El equipo de la Residencia DomusVi Ferrol I CEDIDA


Esto tiene, quizá, más sentido si se deja de lado esa “mirilla social” que hace que, en ciertas situaciones, no se “permitan” comportamientos en personas de cierta edad. 


Llevando la contraria a las percepciones que se puedan tener, los pasillos del Pérez Sequeiros han sido testigos de enamoramientos en los que la duda que surge no es “qué pensarán mis padres”, sino una un poco más atípicas, “¿les gustará a mis hijos y a mis nietos?”


“Hemos sido testigos de historias realmente bonitas, en las que se ve ese cortejo de otras generaciones. Instantes en los salones y ramos de flores”, ejemplificó Vilariño, quien además cuenta que ahora “son inseparables y hacen planes con las familias. Son compañeros de vida".


Aquí entra otro de los temas que suscitan interés dentro de las líneas de actuación, puesto que hay un número importante de personas que se encuentran en situación de soledad no deseada, una de las prioridades sanitarias mundiales, desde 2023, según los datos de la Organización Mundial de la Salud


Compartir una habitación, los espacios comunes en los que poder celebrar un baile o jugar a las cartas, las comidas en compañía... Son tantos los actos cotidianos que ayudan a paliar este tipo de situaciones que muchas veces pasan hasta desapercibidos. 


“Se crean relaciones intrafamiliares”, explican las dos directivas. Hay casos en los que usuarios que no tienen buena relación con sus parientes o, directamente, no tienen, han encontrado un hueco en la de sus compañeros de centro de día o residencia. “Hay veces que un nieto, por ejemplo, viene a ver a su abuelo y, en épocas señaladas, también le trae un presente a su compañero de habitación”, exponen. Situaciones corrientes que hacen un mundo tan frenético un poco más humano.


“Es increíble todo lo que puedes aprender de ellos”, aseveran. En sus espacios se encuentran personas que van desde los 56 a los 104 años, con historias de vida dignas de libro.


Las celebraciones 


Siempre desde un punto de vista que favorezca la independencia, en la medida de lo posible, las actividades de los centros son notorias. Además del programa ordinario, en el que se tiene un enfoque más “terapéutico”, está el extraodrinario, en el que se celebran más de 70 actividades anuales. 


Los propios usuarios son quien, en muchos de los casos, proponen qué se va a hacer y, desde la dirección, se buscan los recursos

 

Baile
Las salas se convierten en pistas de baile, en las que cuetan con música en directo I CEDIDA


Esto pasa, por ejemplo, con la ampliación de las clases de pilates en Narón que, tras la demanda de sus usuarias, se han visto aumentadas. También el servicio de peluquería, que ahora tendrá su propio espacio en el centro y será otro foco de socialización.


Teniendo bien presentes dos cuestiones de suma relevancia, el disfrute y la tradición, los de Ferrol han instaurado su propio patrón que, cada año, se dedica a una temática diferente. Ahora, acaban de celebrar sus 15 años de funcionamiento y después del éxito de las primeras jornadas, ellas reafirman su convicción de que “les gustan las celebraciones tanto como a los más jóvenes”.


La edad de vivir es la edad que uno tiene, ni más ni menos. A pesar de que esta es la etapa final del ciclo vital, una parte importante del trabajo cotidiano recae en el “proyecto de vida”, es decir, en las posibilidades del futuro.


Todos tenemos un porvenir y la premisa de la que se parte a la hora de trabajar con este colectivo inicia con una introspección –de ahí la necesidad de una gran vocación–.  Así, tanto Barbeito como Vilariño tienen clara cual es su posición: “apostamos por la visión propia del futuro, pero también por la que querríamos que recibiera nuestro círculo más estrecho o nosotras mismas”.


El trabajo biopsicosocial es una parte fundamental no solo del desarrollo de las personas, sino también del mantenimiento de la vida digna y plena de aquellos que aún tienen mucho que contar.


Igual que un niño en su primer día de colegio que se pone nervioso cuando le sientan con un desconocido, o como un adolescente que se enamora en su primera fiesta, los más decanos de esta sociedad también sienten. Los bailes, la lectura o la comida, placeres que todos disfrutan

Una oda al hacerse mayor en Narón pero con perspectiva de futuro

Te puede interesar