En un gran número de ocasiones aquello que tenemos más cerca, o que de alguna vemos día tras día, pasa desapercibido. En la carretera de Castilla, los cientos de vehículos que por ahí pasan, al igual que los peatones, no siempre se paran a disfrutar de una obra arquitectónica que, en su momento, allá por el siglo XIX, fue toda una revolución.
La historia que la conocida como Casa San Román acoge se esconde, ahora, entre maleza e infraestructuras que han sucumbido al paso del tiempo. Pero parece que ha encontrado quien se ocupe de ella, aunque para ver este proceso culminado habrá que esperar unos cuantos meses.
El promotor de esta obra fue Claudio Montero Gay, cuya procedencia es incierta, puesto que en algunos documentos se establece su origen en Xuvia y en otros en San Nicolás de Neda, y fue jefe de la Sección de Hidrografía y Establecimientos del Ministerio de la Armada. Desde Santander hasta Filipinas –donde llegó a ser nombrado gobernador político-militar de Mindanao y comandante de la División Naval del Sur de las Filipinas–, su carrera profesional no conoció fronteras, pero su legado se quedó afincado en la esquina de la carretera de San Julián.
En sus años de esplendor, el terreno contenía uno de los jardines más destacados de la zona, en el que se podían ver especies de todo el mundo. Algunas, por el paso del tiempo, otras, por las modificaciones de los viales que rodean la casa y que hicieron que los espacios verdes tuvieran que disminuir su tamaño, se fueron perdiendo, como expone el investigador local Fernando Masafret.
Asimismo, otro elemento distintivo de este inmueble sería, por ejemplo, una pajarera de madera de “aproximadamente 3 x 4 metros y unos 2,5 de altura, rematada con un frontón clásico y flanqueado por dos estatuas también de madera, que representaban la flora y la fauna”, como recoge el autor en su obra “Narón, Xuvia, Neda”.
Entre enseres de laca roja y negra procedentes de Asia, aguamaniles y zonas de descanso, Narón albergó un palacio que, años más tarde, vería comenzar su declive.
La falta de uso y de mantenimiento fueron elementos clave en la pérdida de esta vivienda que, en las últimas décadas, también vio sustraída una gran parte de tuberías y cableado a causa de los okupas que se asentaron en la vivienda.
Después de que la casa saliera a subasta el año pasado, una pareja de asturianos se hicieron con la propiedad por un precio de 96.000 euros –a los que hay que sumar otros 14.000 en concepto de IBI–.
Tanto Juan Carlos como Patricia tienen una experiencia dilatada en el mundo de la restauración y la hotelería y quieren hacer de la Casa San Román un alojamiento donde descasar y disfrutar en Narón.
Así, con una reforma que aún se encuentra en el plano burocrático y teniendo en cuenta que se está hablando de una pieza de patrimonio, los trabajos de transformación no se dejan entrever actualmente en este terreno pero tal y como avanzan los inversores a este diario, “esperamos que los jardines –un terreno de 10 ferrados y medio, aproximadamente– tomen forma en mayo”.
En lo relativo a la casa en sí, los 770 metros cuadrados que presenta este inmueble –tres plantas y buhardilla– necesitan una reforma integral que, como no podía ser de otra forma, respetará la fachada, así como los elementos más característicos de la propiedad.