Más de 650 kilómetros separan la cuna del premio del XIV Concurso de Pintura Cidade de Narón y la urbe a la que ha ido a parar. Este certamen, que tuvo lugar hace algo más de una semana, se clausuró con Verónica Bueno, una artista de Badajoz, como vencedora del evento. Ahora, con motivo de esta victoria, su obra es accesible para todos aquellos que quieran disfrutarla, pues estará expuesta en el Pazo da Cultura.
Ella define su trabajo como una mezcla entre “sentimientos y un componente social muy fuerte”. Estos dos atributos hacen sinergia en los lienzos de Bueno, que “reivindican lo que considero que no está bien”.
El proceso creativo, en su caso, nace del inconformismo. “Veo lo que sucede en el mundo, me indigno y veo cómo pintarlo”, comenta la artista entre risas.
Así es como germinan sus cuadros, aislados o en series, en los que la experiencia “es muy importante”.
Pero este trabajo previo a la materialización de sus pinturas abarca mucho más. A día de hoy, la experiencia de Bueno es fundamental, pero detrás de cada uno de sus trabajos hay una gran labor de documentación y, como ella misma asume, esta es una de las partes “más complejas” ya que acude a “todo tipo de fuentes”.
Asimismo, la pacense habla de referentes de renombre como Goya, cuya obra “tiene una gran crítica social”, pero también tiene un ojo en la actualidad, en concreto, en los humoristas gráficos, artistas a los que muchas veces no se les otorga el valor que tienen por el mero hecho de que “no nos paramos a pensar”.
Su arte bebe de la fotografía, normalmente propia. “Uso el retrato como excusa”, comenta, y aquí empieza un proceso de creación de collage, con instantáneas recogidas en diversos lugares que dan forma a la obra final.
El cuadro ganador del certamen naronés es “United in diversity” –frase que es lema de la Unión Europea–. Este enunciado es, en sí mismo, “una paradoja en los tiempos que corren”, expone la autora.
Así, bajo una premisa de trabajo conjunto, en la que se tendrían que vislumbrar ciertos objetivos compartidos, hay, realmente, una gran división. “Todos deberíamos estar unidos en temas que nos interesan como seres humanos en vez de dejarnos guiar por el mercado”, comenta Bueno.
Esa mente crítica, a la que se suma la fuerza personal de la artista, es siempre el germen de unos lienzos que ya han sido reconocidos a lo largo de toda la geografía nacional o incluso en certámenes internacionales. Pero ella no lo ve sólo como una dedicación, sino que habla del oasis que encuentra entre los colores y los soportes.
Tajantemente afirma que “a mi la pintura me ha salvado, todos podemos aprovecharla. Creo que podemos tener a mano un papel y un lápiz”. Y el hacerlo “bien” es secundario, porque la belleza es a fin de cuentas, subjetiva.