O Parrulo resetea en la que ya es la primera campaña en la era P. A. – “Post Adri”– y el encargado de reprogramar de nuevo a la entidad de A Malata es el entrenador catalán Gerard Casas –Barcelona, 1989–.
El técnico catalán llega, como indicaron Melo, director deportivo, y José Naveira, secretario, para, sin prisa, pero sin pausa, volver a colocar al conjunto en la elite y “poder estar arriba lo antes posible”.
Eso sí, “con un proyecto para ser estables en el tiempo, no ir temporada a temporada”, señalaba Melo, “hicimos un plantilla pensando en el futuro, con buenos cimientos y esperamos que los resultados lleguen lo antes posible”.
Dos de los principales pilares en esa base en construcción serán los veteranos Iván Rumbo y Rubén Orzáez que “va a ser los capitanes”, señala Casas, “son los más contentos del cambio. Son líderes muy positivos”. El preparador señalaba la buena mentalidad con la que el club afronta esta etapa, sin cortoplacismos –”que desgasta mucho”–.
“Vamos a dar paciencia a la plantilla –cerrada, a falta de la posible llegada de Keita Nakashima, resolviendo temas burocráticos–. No tendremos mucha presión, pero yo evidentemente desde el día 1 quiero intentar ganar y esta arriba”, señalaba el preparador que, al igual que él, los jugadores vislumbran “un año muy bueno de ambiente y de trabajo”.
Casas –que llegó a las filas ferrolanas sin muchas dudas para decir sí tras seis años en el extranjero y gracias a la recomendación de ex “parrulos” como Diego Ríos y Héctor Souto– llega a A Malata para vaciar en la pista ferrolana “paciencia, estabilidad y dar confianza a los jóvenes”, y también a él mismo. “Estoy muy contento con la plantilla, y tengo ganas de empezar y disfrutar todos juntos de A Malata”. Algo que podrá hacer el sábado 24 ante el Stellae Leis Pontevedra, si bien será hoy cuando dispute su primer amistoso -en La Bañeza- en una exigente pretemporada solicitada por él mismo.
“Le pedí al club jugar muchos amistosos, la mejor manera de entrenar es jugar partidos y es ahí donde se conoce a los jugadores”. Unos duelos en los que quiere que la seña de identidad sea “presionar, ser protagonista, cuidar el balón. Es importante que la afición disfrute y es nuestra responsabilidad intentar hacer un juego bonito y que se sientan identificados. Sin conexión con la afición un equipo pierde muchísimo”.