Cuando más falta le hacía, el Racing volvió por donde solía. La victoria con la que saldó el partido que lo enfrentó al Valladolid (2-0) rompe la racha de seis jornadas que llevaba sin conocer la victoria. Y, además de que lo asoma a la permanencia –ya está a solo tres puntos de los 50 que se estiman necesarios para certificar la salvación–, le da una inyección de moral para hacer frente a un tramo final del campeonato en el que espera recuperar el nivel que dio casi siempre para acabar lo más arriba posible, pero sin fijarse por el momento ningún tipo de metas.
A los pocos minutos, no tardaron en llegar a las malas noticias. El corte de Álex López a la incursión de Monchu era castigada –con el VAR por medio– con penalti. Menos mal que el disparo de Marcos André desde los once metros se estrelló en el larguero e hizo que el empate inicial se mantuviese. De todas maneras, el cuadro pucelano era el que mejores sensaciones dejaba en el principio de partido, con un rival al que le estaba costando encontrar su sitio sobre el terreno de juego.
El gol de Nico Serrano en el minuto 17, que acarreó la lesión del lateral visitante Luis Pérez, consolidó la posición del Racing sobre el terreno de juego, que a partir de ese momento se empezó a mostrar más cómodo. Todo lo contrario que el Valladolid, que mudó la firmeza con la que había empezado el encuentro por una fragilidad que el cuadro verde estuvo a punto de aprovechar con otro disparo de Serrano que se marchó desviado o un cabezazo de Jon García tras acción a balón parado que se fue alto.
Superado el mal momento que pasó en el tramo central del primer período, el Valladolid volvió a crear peligro en los últimos minutos del período inicial. Sus acciones, eso sí, llegaron a través de errores racinguistas que, al menos, esta vez no le cotaron al Racing tan caro como en otras ocasiones. Así pasó en una pérdida de David Castro ante Marcos André, que tiró a puerta vacía para que Jon García salvase bajo palos.
Con la entrada de un centrocampista en vez de un delantero, trató el Valladolid en la segunda parte de crear más fútbol y no ser tan vertical como en la primera. La estrategia, sin embargo, no solo no le dio el resultado deseado, sino que metió el partido en una fase en la que el cuadro verde tuvo opciones para ampliar su renta –un golpe franco botado por Nico Serrano que el meta Masip desvió fue la mejor– hasta que Iker Losada, al recibir dentro del área un pase interior, superó al meta visitante para ampliar su distancia.
Aún quedaba demasiado tiempo para el final del tiempo reglamentario y, en vista de que ya le sucedieron cosas similares o peores en ocasiones anteriores, el cuadro verde apostó por mantener la concentración y no perder el objetivo. El cuadro pucelano, en vista de esta situación, arriesgó en busca de reducir distancias, pero ni fue capaz de generar ocasiones sobre la meta rival ni consiguió crear peligro. Al contrario, lo que le costó fue quedarse en inferioridad y terminar encajando una derrota que al cuadro verde lo alivia.