Belén Toimil se encuentra desde este lunes en París para tomar parte en sus segundos Juegos Olímpicos que, ya sin el tinte rosado y los nervios de la primera vez, confía en que sean “divertidos”, tal y como declaraba en una entrevista concedida a EFE. Espera además sacarse la espinita que lleva dentro desde 2020 y “no dejar nada dentro” esta vez.
“Tengo tres lanzamientos para lograr el objetivo y no puedo agarrotarme como en Tokio donde los dos primeros fueron nulos” compartía la mugardesa antes de viajar, “solo quiero que no tenga la despedida amarga que tuve en los últimos Juegos”, continuaba.
Disputará las preliminares mañana, el jueves 8, después de una temporada en la que ha ido progresivamente de menos a más hasta conseguir el pasado junio una quinta posición en el Campeonato Europeo al aire libre de Roma, la mejor clasificación de una lanzadora española en una competición de este tipo, y rozando por entonces su plusmarca personal y también nacional en esta disciplina, de 18,80 metros.
Toimil es consciente de la dificultad que entrañará lograr una plaza entre las 32 lanzadoras que competirán mañana, de las que solo se clasificarán para la final doce; supone que avanzar a la siguiente fase puede pasar por tener que mejorar su récord personal.
En esta nueva aventura a la que se lanza en solitario, no se olvidaba además de sus entrenador, Víctor Blanco, ni de sus compañeros del CAR de León, “tengo claro que, en gran medida, estoy en París por ellos”.