A primera hora de la mañana, los trabajadores realizaban los últimos chorreos para que la calzada de la calle San Francisco estuviese transitable para los vehículos. Aunque con muy escaso tráfico, debido a que pocos sabían que el vial ya estaba operativo en su primer tramo al no haber sido anunciado oficialmente, los coches pueden acceder ya desde Irmandiños a San Francisco, girando, posteriormente, hacia San Antonio, que se abrió así al tráfico en su primer tramo en dirección hacia Breogán.

Pese a que las vallas continúan por la zona y delimitan espacios en los que todavía se están realizando actuaciones en materia de servicios, la zona de tráfico rodado está libre y facilita la circulación con un nuevo firme de hormigón, lejos del adoquín que tantos socavones fue acumulando con el paso del tiempo. Su recuerdo sigue, sin embargo, en el centro de la calzada donde se mantienen las tres hileras centrales.

Entre las novedades, la desaparición definitiva del aparcamiento en línea, al adecuarse el vial a una plataforma única, que amplía el espacio de los peatones, que contaban hasta ahora con aceras tan estrechas que impedían el paso de carritos o de dos personas a la vez. Los viandantes dispondrán ahora de una zona diferenciada de la calzada rodada por el tipo de firme (losas).

Los coches pasan así sobre los restos arqueológicos del principio de la calle, protegidos bajo tierra y a la espera de que en un futuro sean recuperados y analizados más profundamente.

Las obras continúan en el tramo desde San Antonio a Río Novo a buen ritmo, con la instalación de los servicios antes de proceder al hormigonado del firme. 

Los que ahora ven complicado su tránsito por esta calle (muchos peregrinos ascendían a diario por el vial) son los peatones, afectados tanto por las obras de la calle como por el vallado por la demolición del número 4. Para ascender o descender por la calle y acceder a las viviendas y establecimintos de hostelería de San Francisco es necesario desplazarse por la zona trasera del atrio y girar a la derecha hasta San Francisco. Después se puede bajar o subir por los laterales de la obra, eso sí, por pasos de madera muy poco estables.