Ana Echarri Piudo, especialista del CHUF: “La mayoría de diagnósticos de celiaquía suelen darse pasados los veinte años”

Existen numerosas señales de alerta que pueden ayudar a una pronta detección, aunque a veces no llegue
Ana Echarri Piudo, especialista del CHUF: “La mayoría de diagnósticos de celiaquía suelen darse pasados los veinte años”
La especialista Ana Echarri Piudo responsable del servicio de Digestivo en el CHUF | Emilio Cortizas

Aunque no se lleva un registro de la celiaquía en esta Área Sanitaria, Ana Echarri Piudo, responsable del servicio de Digestivo que trabaja en la unidad de Enfermedad Inflamatoria Intestinal del Complexxo Hospitalacion Universitario de Ferrol (CHUF), calcula que podría haber en la actualidad unas 1.200 personas con un diagnostico de enfermedad celíaca –menos del 1% de prevalencia en la población infantil– y explica que se pueden dar del orden de diez o doce diagnósticos al año. Pueden parecer cifras bajas pero en un área de 186.000 habitantes resultan bastantes, como indica la facultativa.


Por otra parte, añade que siempre se tiene la idea de que el diagnóstico es más probable en edad pediátrica, “pero realmente la mayoría de casos se dan por encima de los 20 años”, asevera. Algunos no se detectan antes porque el desarrollo de la enfermedad es más tardío, “pero un 60% de los diagnosticados están por encima de esta edad, situándose la media en torno a los 40 años”. Es más, precisa la especialista que incluso un 20% de los casos se diagnostican por encima de los 60 años.


Por otra parte, contrariamente a lo que se piensa, este retraso en el diagnóstico no es siempre sinónimo de mayor daño intestinal, como indica la doctora, ya que la enfermedad produce síntomas en el momento en el que empieza a haber una afectación intestinal importante, y ese daño se desarrolla con los años, "lo realmente importante es diagnosticar con los primeros síntomas”, dice. 

 

 

Echarri explica que los síntomas ya suelen ir unidos a una enfermedad intestinal y unas carencias. También afirma que hay manifestaciones intestinales –enfermedad celíaca clásica– y extraintestinales y a veces es difícil pensar que alguna de estas últimas puedan deberse a una celiaquía. No obstante matiza que hoy en día, por fortuna, cada vez se conocen más estos síntomas más atípicos que llevan a los facultativos a un diagnóstico más temprano. 

 

“Cuanto antes se le retire el gluten a ese paciente y se recupere el intestino, antes se repararán las deficiencias nutricionales y calidad de vida”. Eso sí, esa recuperación dependerá del grado de afectación, tardando más o menos. Sobre esta cuestión, Ana Echarri precisa que la enfermedad se desarrolla porque se generan anticuerpos contra el gluten, que van alterando y destruyendo vellosidades intestinales y atrofiando el intestino que deja de absorber nutrientes. Se produce un cuadro de pérdida de peso, diarrea, distensión abdominal y déficits varios, también malnutrición, roturas de huesos por osteopenias o carencia de calcio. Eso sí, la doctora Echarri explica que “una vez se retira el gluten se va recomponiendo todo y las vellosidades reaparecen y se resuelve la situación de atrofia intestinal”.


Señales de alerta


La especialista en Digestivo indica también que existen signos de alerta diferenciados entre población infantil y la adulta. “Un síntoma clave en un niño es el retraso en el crecimiento, tanto ponderal, de peso, como de talla, también tienen anemia al no absorber hierro, fatiga crónica, irritabilidad, dermatitis, sobre todo son  niños que se mantienen en un percentil bajo, es el primer síntoma que ha de llamar la atención”. 

 

En adultos, explica, suele darse sintomatología más clásica como diarreas, distensión abdominal, malas digestiones, desnutrición, pero entre la mitad y dos tercios de estas personas tienen la ya referida sintomatología extraintestinal”,  que puede llevar a equívocos. Entre estas manifestaciones la doctora habla de problemas ginecológicos con abortos repetición, por ejemplo, problemas endocrinos, alteración de las transaminasas, problemas cutáneos, osteopenia, anemia o problemas psicológicos.


La especialista también habla de que la sensación de que hay más diagnósticos es real, “porque hay mayor conciencia de la patología en todos los niveles asistenciales, conocemos mucho más esta clínica extraintestinal y hay mejores herramientas diagnósticas de mano de los test serológicos y también hay un factor ambiental ha haber aumentado el consumo de trigo", entre otros. 


Predisposición genética


Otro detalle al que apunta Ana  Echarri es que esos pacientes que desarrollan la enfermedad celíaca, que se desencadena por la ingesta de gluten, son individuos genéticamente predispuestos. De hecho los grupos de riesgo suelen ser parientes de primer y segundo grado de consanguinidad.


Para estas personas la exposición al gluten debe evitarse a toda costa, indica la doctora, quien señala que en ocasiones deben tener en cuenta detalles como los excipientes de los medicamentos, que  pueden llevar gluten. 

Ana Echarri Piudo, especialista del CHUF: “La mayoría de diagnósticos de celiaquía suelen darse pasados los veinte años”

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