Dar el paso de ir a vivir a una residencia de mayores no siempre resulta una decisión fácil para las familias, que a veces se ven presionadas por las propias circunstancias, bien para que la persona en cuestión reciba cuidados y atenciones profesionales o porque esta quiere vivir en un entorno rodeado de gente y eso no pueda darse por la circunstancia que sea en el familiar, en caso de tenerlo, ya que en algunos casos la falta de familiares puede ser el motivo de acabar en uno de estos centros.
Muchos de los usuarios de O Casón han llegado tras acordarlo con sus familias pero también por decisión propia, en ocasiones para huir de algo tan habitual en esta etapa de la vida como es la soledad. “En O Casón, se encuentran como en su casa y, lo que es más importante, acompañados en todo momento y sabiendo que no les faltarán los cuidados que necesitan y la compañía de otros residentes y del personal del centro”, explica, Verónica Cea gerente de la residencia de O Casón.
Cea sostiene que todo el personal del centro se esfuerza a diario porque “nuestros abuelitos se sientan como en sus casas, y lo conseguimos, para ellos esta es su casa”. Explica que incluso cuando se van a ver a sus familias enseguida quieren “regresar a su casa, a O Casón, algo muy común a las personas mayores, que extrañan su cama, sus cosas, sus rutinas, eso les pasa cuando se van aunque solo sea por unas horas”, asegura.
Explica la gerente que eso se logra en parte gracias al mimo y cariño que ponen en su trabajo todos los profesionales del centro, “los que cuidan de los mayores pero también los que se ocupan de las instalaciones, absolutamente todos, los que limpian, los que hacen las camas, los que preparan los menús personalizados y se preocupan por la razón por la que la comida llega de vuelta a la cocina, en caso de que esto ocurra, etc”.
Con respecto al covid lo que más extrañan los residentes es la actividad social. “Antes las familias venía en cualquier momento, pero ahora las visitas deben realizarse con cita previa y se han reducido, es cierto que algunos extrañan la rutina de antes pero otros, sobre todo residentes con patologías como demencias o alzheimer, agradecen mucho esa tranquilidad”, asegura Verónica Cea. Asegura además que el centro también es muy cómodo para las familias. “Tenemos hasta un parque infantil para que cuando los niños vengan a la casa de los abuelos disfruten de la visita como si fueran a su casa de toda la vida, algo que agradecen unos y otros”, apunta Cea.
Podría decirse que O Casón es la típica casa de campo, configurada en una sola planta con espacios diáfanos y amplios pasillos y zonas de paso, así como grandes zonas comunes, entre ellas un espacio fundamental en torno al que se articula todo el edificio, su extensa zona verde con un campo donde es posible pasear o salir a tomar el aire. Los residentes también disfrutan de las actividades en grupo que les permiten socializar y disfrutar al máximo esta fase de sus vidas.