El empleo en el sector del mar se desploma en Ferrolterra desde 2016

El número de afiliaciones a la Seguridad Social cae en todos los concellos con peso en esta actividad
El empleo en el sector del mar se desploma en Ferrolterra desde 2016
El número de mariscadores que van a la almeja está es el más bajo de la historia I Jorge Meis

El empleo en el sector del mar en la comarca se desploma y lo hace, además, sin excepción en los municipios en los que las actividades relacionadas con el marisqueo y la pesca tienen una importancia específica en la economía y estructura sociolaboral.  


Los datos del Instituto Galego de Estatística –IGE– tomados de las afiliaciones a la Seguridad Social en este régimen especial de cotización no engañan. En algún caso, como Cariño –donde en ocho años ha caído a menos de la mitad, desde los 208 cotizantes a los 102 con los que se cerró 2024– o Cedeira, que ha pasado de los 223 afiliados a 151, la situación es grave, aunque en ambos el peso del marisqueo es secundario en relación con la pesca. 


En el entorno de la ría de Ferrol, la fotografía no es mejor. En este caso, sin embargo, sí parece haber una relación estrecha entre la salud de su banco principal, As Pías, y el empleo en el sector. Tomando como referencia los once concellos de la comarca de Ferrol –donde se incluyen aquellos que no tienen un contacto directo con la ría, como Cedeira, Moeche, San Sadurniño, As Somozas y Valdoviño–, el número de residentes con puestos de trabajo asociados al sector marítimo ha pasado de lo 994 que había en 2016 a los 765 con los que se cerró 2024. Es un 23% menos


No hay ningún municipio, a excepción de San Sadurniño –que mantiene las cinco afiliaciones–, que se escape de la tendencia. En Fene hay 20 menos –de 84 a 64–; en Ferrol, 42 –de los 283 a los 241–, en Narón, 19 –de 168 a 149– y en Mugardos, 28 –de 89 a 61–.


También hacia abajo ha ido evolucionando la extracción y venta de almeja, una realidad que vienen denunciando las cofradías de la ría desde hace tiempo. En este contexto, el paradigma es el banco de As Pías, cerrado en la práctica a la extracción, aunque en el resto de las autorizaciones la situación es también precaria. En la reunión que a comienzos de esta semana mantuvieron los responsables de los tres pósitos con la directora xeral de Desenvolvemento Pesqueiro, Marta Villaverde, se pusieron sobre la mesa algunos datos: actualmente el número de mariscadores a flote que trabajan con normalidad está en la treintena, una cifra impensable hace unos años.


Impensable, aunque hubiese algún indicio, era también que durante un año entero las ventas de almeja babosa, la especie de referencia en la ría durante varias décadas, ni siqueira llegasen a los 8.000 kilos entre las dos cofradías. Parece ciencia ficción, pero no lo es: a finales de la década de los 90 de la ría de Ferrol salía, por los cauces legales, más de un tercio del total que se producía en Galicia, siendo además este estuario dieciocho veces más pequeño que el de Arousa.


La elocuencia de las cifras

La última gran crisis, superada la de la declaración de las zonas C con la puesta en marcha de la reinstalación a partir de 2012, comenzó a presentarse en 2015. Entonces lo hizo de una manera apenas perceptible. Entre las lonjas de Ferrol y Barallobre se comercializaron aquel ejercicio más de 258.000 kilos –para unos ingresos totales de cerca de 2,5 millones de euros–, un volumen a la altura de los años previos al reglamento de la Comisión Europea que obligaba a la Administración competente a catalogar las zonas de producción de bivalvos en función de la calidad de sus aguas, es decir, de la presencia de E. coli. 


Con todo, esas 258 toneladas de almeja babosa que extrajeron los socios de Ferrol y Barallobre eran 32 menos que las del año anterior. No obstante, lo peor estaba por llegar. En 2016 la caída fue de 108 toneladas –y casi 650.000 euros con respecto al año anterior y en 2017 apenas se superaron los 100.000 kilos. Los 88.500 de 2018 fueron el preludio de la gran caída que se mantuvo entre 2019 –27.000 kilos– y el año 2023– 24.600–. La debacle se confirmó el pasado mes de diciembre, que se cerró con 7.800 kilos extraídos, la tercera parte del año anterior y veinte veces menos que lo que se comercializó en 2016. 


En todo este tiempo, la Xunta ha invertido recursos de todo tipo en conocer las causas que han provocado este desmorone, sin que hasta el momento se haya podido dar con la tecla. En la mañana de hoy, los tres pósitos de la ría pedirán en la delegación provincial del Instituto Social de la Marina el cese de actividad

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