La energía mareomotriz es una fuente limpia, renovable y predecible que utiliza el movimiento de las mareas y corrientes oceánicas, inducidas por la luna y el sol, para generar la electricidad. Este movimiento provoca el ascenso y descenso del agua en la superficie terrestre, y cuando las masas de agua sufren aceleraciones, se forman las corrientes mareales. Los dispositivos que generan la energía de las mareas se basan en principios similares a los de los aerogeneradores terrestres y flotantes.
En los últimos años, Reino Unido está liderando la carrera mareomotriz en Europa mediante subastas anuales de electricidad que establecen tarifas fijas a largo plazo por kWh generado. Le sigue Francia con la puesta en marcha de su primera instalación con esta tecnología en el Canal de la Mancha para 2026, el proyecto FloWatt, que será un parque piloto con 17,5 MW de potencia. Además, en muy poco tiempo aparecerán en escena los primeros parques comerciales mareomotrices como el que la empresa gallega Magallanes Renovables tiene previsto instalar frente a las costas de Gales y Escocia. En definitiva, cuatro empresas (entre ellas una gallega) buscan ser líderes en generar energía a través de las corrientes y las mareas.
Los océanos ofrecen un enorme potencial energético que, mediante diferentes tecnologías, puede ser transformado en electricidad y contribuir a satisfacer las necesidades energéticas actuales en todas las estaciones del año. Pero, aunque existen más de mil patentes en el mundo, con decenas de conceptos diferentes de aprovechamiento de las energías del mar, ninguno de ellos ha aventajado al resto.
Por esto es necesario una convergencia tecnológica para que las mejores soluciones avancen y se posicionen como las más competitivas.
Existen tres tipos principales de centrales mareomotrices para producir energía eléctrica:
Las presas de marea suelen ubicarse en una bahía o ría, donde la penetración del agua del mar y la diferencia de alturas alcanzada entre la pleamar y la bajamar provoca que se pueda aprovechar la energía potencial provocada por la diferencia de alturas.
Los generadores de corriente de marea (TSG, Tidal Stream Generators) son instalaciones muy similares a los parques eólicos, pero sumergidas. Es el método más utilizado a nivel mundial debido a su menor coste y a su bajo impacto visual y medioambiental. Utilizan la energía cinética del agua, en constante movimiento, mediante turbinas similares a las de los aerogeneradores.
Por último, la energía mareomotriz dinámica (DTP, Dynamic Tidal Power): es un tipo de central mareomotriz, poco habitual, formada por una mezcla de las dos anteriores.
Como principal ventaja destaca la predictibilidad, lo que hace posible poder conocer la potencia que puede ser generada. Y a esta ventaja se suma la de que se trata de una energía limpia y eficiente a bajas velocidades, gracias a la densidad del agua. Adicionalmente, y comparadas con otros tipos, las centrales mareomotrices se pueden considerar silenciosas, y de larga vida útil (algunas llevan más de cincuenta años funcionando).
Por el contrario, y en referencia al tipo presa principalmente, nos enfrentamos a costes elevados de instalación y a una posible alteración de la fauna y la flora de los ecosistemas marinos, que deberá ser estudiada para valorar el posible grado de impacto medio ambiental que pueda producirse.
Las zonas con mayor potencia de corrientes marinas en España se sitúan en el Estrecho de Gibraltar y en algunas partes de Galicia, donde se alcanzan las velocidades necesarias para que funcionen estos dispositivos.
En cualquier caso, su aplicación parece que tiene más sentido en aquellas zonas donde haya poco espacio disponible o no exista otro recurso de energía renovable que pueda competir con la mareomotriz.
Uno de los proyectos más avanzados y que verá la luz a nivel comercial a partir de 2026 lo ha desarrollado la empresa gallega, con base en Redondela, Magallanes Renovables. Gracias a este proyecto la compañía instalará dos parques mareomotrices (en Gales y Escocia). En Gales han sido adjudicatarios de una planta de 6 MW, dotada de cuatro plataformas propias, y en Escocia desplegarán otra planta de 4,5 MW, mediante tres plataformas.
La plataforma flotante ATIR posee 42 metros de eslora (e incluye un mástil y el tren de potencia inferior de la turbina mareomotriz sumergida) y lleva en desarrollo y mejora quince años.
Está dotada con dos rotores, y ha sido certificada por la sociedad de clasificación Bureau Veritas, convirtiéndose en la primera plataforma mareomotriz del mundo verificada y certificada. Esta certificación, tras muchos años de seguimiento, supone un paso adelante para la empresa “startup” gallega, y la garantía de que la plataforma cumple con los más altos estándares de calidad y seguridad.
*Raúl Villa Caro es doctor ingeniero naval, oficial de la Armada, capitán de la Marina mercante y secretario de la Fundación Exponav.