La cotización del erizo de mar se cuadruplicó en la última década y en esta última campaña, que, como las anteriores, está abierta hasta abril –comienza en noviembre–, el premio medio está superando los 12 euros el kilo. En 2015 no llegaba a tres.
Los datos de extracción indican que hay recurso –solo el año pasado se recolectaron 8.700 kilos, la cantidad más alta desde 2016– pero, sobre todo, que está empezando a valorarse como se hace en otros puntos de Europa. El patrón mayor de la cofradía de Ferrol, Gustavo Chacartegui, explica que “el erizo es en Francia lo que el carneiro en Italia, una delicatessen”, comenta.
Varios locales de hostelería de la zona llevan años ofreciéndolo, pero no se trata de un producto que tenga una presencia habitual o constante en sus cartas. Parece, sin embargo, que esa situación está empezando a cambiar. El pasado jueves, el restaurante Bacelo, por ejemplo, anunciaba en sus redes que este equinodermo forma parte de su menú “hasta acabar existencias”.
Esa mayor valoración del erizo es una realidad que tiene reflejo en la estadística. Hace veinte años, en 2005, se alcanzó el máximo de extracción y venta en la lonja de Curuxeiras: más de 30.000 kilos. Entonces, los ingresos superaron ligeramente los 45.000 euros, es decir, apenas 1,50 euros el kilo.
Desde hace una década no se rebasan las diez toneladas comercializadas en la rula ferrolana. En aquel entonces, 2015, el precio había subido, aunque mínimamente, hasta una media de 2,90 euros el kilo. Desde entonces la cotización de este producto no dejó de aumentar, con un máximo en esta última campaña: los 8.700 kilos vendidos en la cofradía de Ferrol por mariscadores locales y de Espasante reportaron unos ingresos que, por primera vez en la historia de esta especie entres los mariscadores del pósito local, alcanzaron los 100.000 euros, según la plataforma Pescadegalicia de la Xunta.
Para la cofradía, el erizo es una oportunidad muy interesante para el presente y el futuro inmediatos. De hecho, según avanza Chacartegui, hoy mismo visitará las instalaciones que una de las empresas transformadoras más importantes de Galicia, Porto-Muíños, tiene en Cerceda. “Tienen dos ramas principalmente, el erizo y las algas”, apunta, “y además en Ares cría erizo. De ahí se saca cría para sembrar en otros sitios. Nosotros vamos a proponer un proxecto de regeneración de erizo, esa es nuestra intención”, añade el patrón mayor de la cofradía de Ferrol.
Esta es una de las vías de colaboración que el pósito quiere explorar con la empresa. “Otra opción serían las algas, pues tenemos también un plan de explotación. Tenemos que agradecer la buena relación y la disposición, porque también está comprando a la cofradía. Además”, destaca Chacartegui, “estamos analizando la posibilidad de traer productos suyos para vender en la cofradía y en la pescadería, por ejemplo, porque estamos convencidos de que tendrán muy buena acogida entre nuestros clientes, que afortunadamente cada día son más”.
La reunión que mantuvieron el viernes los armadores que tienen arte de rastro de vieira en la ría de Ferrol finalizó con el acuerdo de proponer que el arranque de la campaña de la zamburiña –que empieza oficialmente el 1 de mayo y se extiende hasta noviembre– se produzca en la segunda quincena de ese mes.
La ría de Ferrol es la única que tiene un banco natural de este molusco bivalvo
“En primavera, todo el marisco desova, incluido mayo”, apunta Chacartegui, que, además, anuncia que los armadores con permiso para este tipo de recurso quieren plantear la posibilidad de retrasar a la segunda quincena de ese mes la apertura de la campaña. “No depende únicamente de lo que digamos en la cofradía de Ferrol, pues la zamburiña es un plan conjunto en el que estamos implicadas las tres de la ría, es decir, también Barallobre y Mugardos, pero la idea es esa y, además, bajar el tope a la mitad mientras se va analizando el estado del recurso: ahora está en 20 kilos, pero la intención es que sean 10 por tripulante. Se le va a proponer a las otras cofradías de pescadores”.
La ría de Ferrol es la única de Galicia que tiene un banco natural de zamburiña.