Las ocho cofradías de Ferrolterra con actividad de marisqueo a pie perdieron a lo largo del último año 22 permisos de explotación, es decir, casi el 11% del total que había a finales de 2023.
El último informe de la Consellería do Mar relativo al ejercicio 2024 revela que la disminución del número de carnés en los pósitos de las comarcas de Ferrol, Eume y Ortegal en los que existe esta modalidad de extracción supera el descenso general que se produjo en el conjunto de Galicia: un 6,3%. En estos momentos, el número de permisos de explotación –validados por el personal técnico del departamento que dirige Alfonso Villares tras un proceso de depuración y control–, está en 3.307, la cifra más baja de la última década. Hace nueve años, al cierre de 2015, eran 3.826. En una observación rápida, la reducción del empleo en el sector del marisqueo a pie en Ferrolterra duplica al que se produjo en Galicia desde entonces: casi un 30% (al pasar de los 258 pérmex expedidos en 2015 a los 183 del final de 2024) por el 13,5% de la Comunidad Autónoma, donde se perdieron más de 500 empleos, desde los 3.826 de entonces a los 3.307 actuales.
La crisis productiva que atraviesan las rías gallegas desde hace un tiempo –en el caso de la de Ferrol son años de escasez– está detrás de esta evolución negativa. En términos cuantitativos, el deterioro de la actividad marisquera y pesquera en general es una realidad que avalan los datos. Si se revisan los que ofrece la Plataforma Tecnolóxica da Pesca en Galicia sobre las cofradías comarcales se observa un descenso de casi 500 toneladas en las ventas –de las 1.892 de 2023 a las 1.394 de 2024– y de un millón de euros en los ingresos (desde los 11,3 a los 10,3).
22 permisos de marisqueo a pie perdieron las cofradías de pescadores a lo largo de los doce últimos meses
Menos marisco, menos ingresos y, por lo tanto, menos posibilidades de obtener un sueldo mínimamente digno en una actividad exigente desde el punto de vista físico. La presidenta de la agrupación de mariscadoras de la Cofradía de Pescadores de Cedeira, Magdalena López, cree que la clave, más que en la dureza del trabajo, está en la desesperación que produce la escasez. En el pósito hay en vigor 17 carnés, uno menos que en los dos últimos años, pero 13 menos que a finales de 2016, por ejemplo. “Estase a valorar a posibilidade de crear novas prazas”, explica, “pero o certo é que levamos desde setembro practicamente sen ir mariscar” –en su caso, principalmente berberecho de la playa de Vilarrube–.
En diciembre tuvieron un par de días de faena, pero no había recurso “e iso é o que desmoraliza. Se hai pouco e aínda por riba non traballamos a praia...”.
El sector está sometido a los vaivenes de la producción. En Vilarrube, explica López, “ata agosto fomos tendo, pero despois xa non, porque tamén tivemos toxina”, dice, “mentres que no ano 2023 houbo moitísimo”. Esta semana, sin embargo, la jornada fue más propicia. “Collimos todas os oito quilos que nos puxemos de tope porque non queremos deixar a praia sen reprodutores”.
Por lo tanto, es la imposibilidad de alcanzar los cupos lo que más afecta a los trabajadores con pérmex de marisqueo a pie. “É un traballo duro, si, pero cando hai cantidade trabállase ben porque, ademais, se paga a bo prezo: no noso caso, ata 12 euros cando o compromiso eran 6 euros o quilo, e sen ter que botar as cinco horas. O problema é cando escasea e non che dá a xornada para facer os oito quilos”, explica la presidenta de la agrupación de mariscadoras de Cedeira, que apunta además a otro factor: “Canto menos se traballa, máis dura está a praia”, dice.
En la misma línea se manifiestan los patrones mayores de Ferrol y Barallobre. El primero, Gustavo Chacartegui, explica que la escasez de recurso es la clave porque “si no hay, no hay ingresos para nadie”. Por ello considera importante, por un lado, la recuperación de la productividad en las diferentes autorizaciones y, por el otro, el control sobre la actividad furtiva. “Si hay poco y el que hay, se esquilma, lo complica todo más”, comenta, antes de añadir que “eso también afecta físicamente al mariscador, que tiene que hacer un esfuerzo mucho mayor –con los consiguientes problemas musculares y lesiones de todo tipo– para coger algo de marisco, al privarlos del descanso entre cavada y cavada”.
Por su parte, Jorge López, patrón mayor de Barallobre, señala que esa disminución de recursos “provoca abandono” y que “la gente busque un cambio en otro sector porque se les hace muy difícil sobrevivir en unas condiciones dignas en este”.
La actividad del marisqueo a pie es mayoritariamente femenina en Galicia, aunque en Ferrolterra no lo es tanto. A fecha de 31 de diciembre de 2024 había 3.307 pérmex en vigor en toda la Comunidad Autónoma y, de ellos, el 74,7% eran de titularidad de mujeres. En la comarca, sin embargo, se produce prácticamente un empate técnico. En el análisis de las zonas –la VII se corresponde con las cofradías de Ferrol y A Coruña, la VIII con Cedeira, que engloba, además de esta última, las de Cariño, Ortigueira (Espasante) y la novena, que es la de A Mariña lucense incluye O Barqueiro– se aprecia incluso que la que abarca el arco ártabro hay más hombres (116) que mujeres (110). En el área de Ortegal, incluyendo en este caso Cedeira, son diez hombres con carné a pie por dieciséis mujeres.
De las ocho cofradías de la comarca con esta modalidad de extracción –O Barqueiro, Cariño, Espasante, Cedeira, Ferrol, Barallobre, Mugardos y Pontedeume–, en todas hay más mujeres que hombres, con la excepción del pósito de la ciudad naval, en el que, de los 26 carnés en vigor solo hay una mujer. En el lado opuesto, O Barqueiro, con nueve mujeres de los diez pérmex.
Los datos de la última publicación de la Consellería do Mar señalan también que la mayor parte de las 183 personas con permiso de explotación a pie en vigor en las ocho cofradías de Ferrolterra tienen entre 51 y 60 años, una mediana que comparten con el resto de pósitos de Galicia.
Así, de los 226 mariscadores de esta modalidad de la zona VII (donde se engloban las coruñesas y también las de Pontedeume y ría de Ferrol), más de la mitad (114) tienen esta edad. Además, 62 de ellas están en la cuarentena y hay otros 23 tanto en la treintena como de más de 60 años. De 20 o menos años no hay ningún socio.
Lo mismo ocurre en la zona VIII (Cedeira, con Cariño y Ortigueira). De las 32 personas con pérmex, casi la mitad (15) están en la década de los 50, ocho de más de 60, siete se sitúan entre los 41 y los 50 años y solo dos tienen entre 31 y 40.
En A Mariña, donde están las diez mariscadoras de O Barqueiro, el reparto es prácticamente el mismo.