El hospital Ribera Juan Cardona plantea un programa de chequeos cada seis meses a las mujeres durante la menopausia. Aunque, explican, la mayoría de ellas "no suele acusar síntomas graves si su estado de salud previo es bueno", se debe prestar atención a los desequilibrios que se producen en esta época -se presenta entre los 45 y los 55 años- para prevenir enfermedades asociadas a la caída de estrógenos y progesterona. Por eso, desde el centro privado ferrolano recomiendan controles hormonales y metabólicos. "Es fundamental, ya que mejora su calidad de vida y previene enfermedades de tipo cardiovascular, prediabetes o diabetes, así como hipertensión y dislipemia", explican. 

Otro aspecto relevante en esta época de la vida es la disminución de la masa ósea, crítica sobre todo al principio. Las investigaciones apuntan a que existe una primera fase más aguda, durante los primeros ocho o diez años. En los cinco iniciales esta puede ser de hasta un 5% al año. "Es clave prevenir la pérdida ósea y muscular progresiva en esta etapa de la mujer, mediante estudios que descarten deficiencias vitamínicas y de otros nutrientes fundamentales para el sistema músculoesquelético", apuntan.

La atención al hígado graso -frecuentemente asociado a la desregulación metabólica- o a la presencia de enfermedades tiroideas resulta también relevante. En concreto, aunque el mal funcionamiento del tiroides afecta aproximadamente a un 10% de la población, es en la infancia, embarazo o menopausia donde se le presta una especial atención por su función para la regulación del metabolismo y el funcionamiento de todos los órganos del cuerpo. En este caso se realizan analíticas para detectar cuáles son los niveles de la hormona TSH. Una baja actividad deriva en hipotiroidismo, con síntomas como fatiga, cansancio y apatía, tendencia a engordar, coloración amarillenta de la piel o sensación de frío. El hipertiroidismo, en cambio, acelera el metabolismo y se vincula con palpitaciones.