Inventario de nostalgias para una travesía a bordo del ‘Montserrat’

La exposición sobre la emigración que acoge el Museo de la Construcción Naval se puede ver hasta el 7 de julio
Inventario de nostalgias para una travesía a bordo del ‘Montserrat’
También se pueden escuchar las voces de los protagonistas a través de códigos QR | Daniel Alexandre

Cuando se reflexiona sobre aquellas cosas a las que uno tiene aprecio suele ser recurrente preguntarse qué es lo que llevaría a una isla desierta. ¿Objetos útiles para la supervivencia o más bien con carga emocional para sobrellevar la soledad? Los 250.000 gallegos que subieron a bordo del ‘Montserrat’ entre 1960 y 1974 no ponían rumbo a un islote en mitad del Pacífico, sino que su destino era emigrar a Gran Bretaña buscando un trabajo que les permitiese salir adelante, “deixando a veiga polo mar”, como escribió Rosalía. Sin embargo, el inventario de sus bienes más preciados es el que sirve ahora para hacer con ellos la singladura en un buque que les dio una oportunidad, pero también les separó de su tierra y de sus familias.


El Museo de la Construcción Naval de la Fundación Exponav acoge desde el pasado 13 de junio y hasta el próximo domingo 7 de julio la muestra ‘As xeracións do Montserrat. Memoria emocional da emigración galega ao Reino Unido’, respaldada por el Consello da Cultura Galega y la Xunta de Galicia. Comisariada por Xesús Fraga y con diseño expositivo de Pepe Barro, está abierta de lunes a viernes, de 10.00 a 19.00 horas; los sábados de 10.00 a 20.00, y los domingos de 10.00 a 14.30. Ofrece un paseo a través de las vidas de un puñado de familias que navegaron en el buque para salir de la precariedad desde los puertos de A Coruña y Vigo.

 

A ritmo de ‘The Beatles’


Los planos del barco, que reparó alguna vez en Astano, abren el recorrido por la exposición junto a un mapa en el que se precisa que desde Galicia llegaban al puerto de Southampton, donde desembarcaban para incorporarse a sus nuevas vidas como trabajadores en casas pudientes haciendo prácticamente de todo: limpieza, jardinería, crianza de niños, servicio doméstico o cuidado de animales, entre otras muchas. Cada historia particular ocupa un espacio propio en el que destacan aquellas pequeñas cosas que hablan desde el pasado.

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El osito de Mia de niña y las condecoraciones que consiguió de adulta | Daniel Alexandre

Cámaras de fotografía, aparatos de radio, tocadiscos con singles de The Beatles, ositos de peluche, máquinas de escribir, magnetófonos, juegos de café, vajillas, máquinas de coser, vestidos y pequeñas agendas a las que se aferraron un día como su bien más preciado: en ellas figuran todavía los contactos de aquellos que les abrirían camino en un país totalmente desconocido.


Además de los muchos juguetes que se pueden ver —muchos de la marca Fisher Price—, llama la atención la colección de diccionarios y guías de conversación que a buen seguro sacaron de más de un apuro a aquellos gallegos que llegarían, en su mayoría, sin saber una mínima noción de inglés.

 

Con nombre propio


En las vitrinas se asoman los objetos de Andrés y Amelia, que tuvieron que dejar a su hija en Galicia porque los hijos menores de 15 años no podían entrar en el país; también el peluche de Mia, cuyos padres emigraron primero y la colaron en Inglaterra cuando tenía 10 años, llegando a ser toda una eminencia en la actualidad en relaciones diplomáticas entre ambos países. 

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Objetos de todo tipo nos ayudan a revisitar la vida de los emigrantes | Daniel Alexandre

La máquina de escribir habla de Isabel, que viajó con su madre Virtudes desde Betanzos, llegando a conseguir el sueño de ser maestra; el juego de café de la compañía Old Hall cuenta las vivencias de Montse y Manolo, que pasaron por Londres y Norfolk; un banderín del Celta de Vigo viajó junto a Antonio y María a la capital británica; las cartas náuticas presentan a Carlos, el que fuera capitán entre el 68 y el 74, y los platos de la Royal Albert de Elena, que salió de Coirós con 18 años, desvelan cómo se enamoró del italiano Giuseppe, junto al que abrió en los 80 Sinuessa en Betanzos. 

 

Tres nombres de las comarcas entre las historias migrantes

 

Pilar Arcos y Bernardo Pérez estuvieron emigrados en Londres de 1963 a 1967, habiendo salido de su Cariño natal animados por la hermana de ella. En su caso, es un magnetófono el que centra la atención, explicando que la mujer se grababa cantando “medio en inglés, medio en galego” cuando hacían reuniones de amigos en su casa. También hablan de su morriña al llegar el 16 de julio, Día del Carmen y fiesta grande en la villa a la que pudieron regresar. 

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Son muchos los muñecos y juegos que se pueden ver | Daniel Alexandre

Además, el ferrolano Tomás Rodríguez Mosquera también forma parte de la exposición al haber sido jefe de máquinas del ‘Montserrat’ desde 1968 y tener el privilegio de haberlo llevado hasta el desguace en 1974: “A el correspondeulle apagar o corazón do buque, que xa non volvería a latexar. Un momento que foi pura historia”, explican.

Inventario de nostalgias para una travesía a bordo del ‘Montserrat’

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