Las intensas lluvias de la noche del viernes y los chubascos aislados de la jornada de ayer no lograron amilanar el espíritu deportivo de los vecinos de la parroquia ortegana de Couzadoiro que participaron en la novena edición de sus ya tradicionales Olimpiadas Rurais. Y es que este evento, nacido hace once años y que tuvo que suspenderse en 2020 y 2021 a causa de la pandemia, sigue ganando adeptos con cada celebración.
Al contrario que en ocasiones anteriores, donde la cita lúdica deportiva tenía lugar en horario de mañana, la jornada de ayer arrancó directamente con una misa y posterior ofrenda floral a la virgen de Loreto en la iglesia de San Cristovo. Tras esto, la formación de música tradicional Os Netos do Escribano amenizaron, desde la una, la jornada hasta el inicio del almuerzo popular.
Una vez los presentes hicieron la digestión, sobre las 16.30 horas, comenzó el evento principal de la jornada: las Olimpiadas Rurais e Infantís. Como no podía ser de otro modo, la alegría y el buen humor reinaron en una competición en la que el objetivo no era ganar, sino divertirse –aunque no por ello estaban carentes de premios para los ganadores–. Carreras de carretillas por parejas, lanzamiento de cestos, subida a eucaliptos o corte con tronzador fueron algunas de las pruebas que los entregados participantes tuvieron que superar.
La competición finalizó pasadas las ocho de la tarde, momento en el que tuvo lugar la entrega de galardones. Después, sobre las nueve, tubo lugar una cena de confraternización, a la que siguió, ya con el cielo más despejado y una temperatura idónea, una sesión de música bajo la luz de las estrellas.