Mougá cierra uno de sus mejores meses de enero a nivel de adopciones

El refugio de la Mancomunidade registró más de una treintena de acogidas desde el pasado día 7
Mougá cierra uno de sus mejores meses de enero a nivel de adopciones
Gaia, una pastor alemán en busca de un nuevo hogar | J.M.

El refugio de animales de Mougá está cerrando, a nivel de adopciones, uno de los mejores meses de enero de su historia. Desde que retomó su actividad tras las navidades, el día 7, hasta el pasado 28, tramitó un total de 33 acogidas, así como once reservas para las próximas semanas.


Esta cifra, como explica la gerente de la empresa Más Cuidados Multiservicios –responsable de la gestión de estas instalaciones de la Mancomunidade–, Yadira Tenreiro, es todo un récord, especialmente para comienzos de año. Y es que, como detalla la profesional, desde la pandemia de coronavirus ciertas tendencias y usos sociales han cambiado radicalmente, incluido el cuidado de las mascotas. Así, los tiempos de comprar animales y regalarlos como obsequio navideño comienzan a quedar atrás, siendo la gente cada vez más consciente de que un perro o un gato es un amigo leal e incondicional, pero también una responsabilidad, un ser vivo que no se debe tratar como un juguete más.

 

Cambio de tendencia


“Para nosotros enero está siendo un mes buenísimo. Tenemos la incertidumbre de qué va a pasar en febrero, que como noviembre siempre es un mes en el que bajan las adopciones”, explica Tenreiro, que considera que esta tendencia responde a “motivos económicos”. Volviendo a las cifras, de las mencionadas 33 acogidas, 14 fueron gatos y 19 perros, de los cuales tres eran de razas “potencialmente peligrosas” (PPP) –o mestizos de estas–.

 

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Yadira Tenreiro con Golfo, un labrador | J.M.


De hecho, como apunta la profesional, parte del estigma de adoptar una de estas mascotas está desapareciendo gracias a la nueva Ley de bienestar animal, dado que elimina una de las principales barreras a la hora de optar por un compañero en esta categoría: la económica. Y es que, gracias a esta normativa, todos los cánidos, independientemente de su tamaño o raza, deben contar con un seguro de responsabilidad civil, lo que, en la práctica, invalida el argumento de que adoptar un PPP resulta más costoso.


Eso sí, los dueños de estos animales deben contar, además del pertinente microchip, con una licencia actualizada –caduca cada cinco años–, lo que dificulta su reclamación en caso de que se pierda. “Por desgracia, la mayoría de los perros potencialmente peligrosos que recogemos no tienen microchip y, por tanto, tampoco” este permiso, apunta, detallando que sin este último papel no pueden entregar, bien como devolución o como adopción, a uno de estos animales.


Asimismo, esta coyuntura supone un problema para el refugio, afirmando Tenreiro que, de los 80 cánidos que a día de hoy permanecen en el refugio, el 80% entrarían en esta categoría –o son mestizos de PPP–, lo que dificulta su adopción. No obstante, la responsable del refugio incide en que, a este respecto, el balance de enero “es bastante positivo”, dado que “ha habido una subida de las reservas de PPP”.

 

Entrevistas


Otro factor clave en este cambio de tendencia son las entrevistas personales. En el refugio, explica su responsable, los encuentros cara a cara con los profesionales y los animales son esenciales, tanto para conocer las necesidades de la familia adoptante como para saber qué hogar es más adecuado para cada mascota.


En este sentido, Yadira Tenreiro apunta a que se ha detectado un aumento en el interés por los PPP, especialmente porque, gracias a estas entrevistas, se pueden aclarar dudas en torno al “papeleo”, mostrando que es algo más sencillo de lo que parece.

 

Microchip


Un dato muy reseñable del balance de enero es el de los perros recuperados por sus dueños. A este respecto, en Mougá se registraron desde el día 7 un total de seis reclamaciones de cánidos –uno de ellos PPP–, además de lograr localizar “en el punto” –es decir, sin necesidad de llevar a los animales al refugio– a 25 dueños de los perros. “Creemos que es un dato muy positivo. Nosotros damos un período de unos 20 minutos a la hora de recogerlo en el lugar y esto nos evita molestias a todos, porque no incomodas al animal trayéndolo aquí y el propietario no tiene que desplazarse al refugio”.

 

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Era, un american pitbull terrier | J.M.


Pero para que este sistema funcione, incide la profesional, es esencial que las mascotas tengan microchip y que los datos del mismo estén actualizados. “Si nosotros vamos a una salida, recogemos a un animal y este tiene microchip lo primero que hacemos es llamar al número del dueño”, explica, subrayando la importancia de que, si se va a cambiar de teléfono o de dirección –si el primero no responde se envía un aviso postal–, hay que acudir al veterinario para renovar los datos, un proceso que, insiste, es gratuito. Estas 25 devoluciones, apunta, “es una cifra muy elevada” y, por tanto, “positiva”. “Perros que por la tormenta, por fuegos artificiales o porque el portal quedase mal cerrado, se hayan escapado, no hubo que subirlos al refugio” es muy buen dato.


No sucede lo mismo con los gatos, afirma Yadira Tenreiro, que en la mayoría de los casos no cuentan con esta clase de identificación –pese a ser también obligatoria según la nueva legislación– y que, por tanto, cuando se pierden no hay forma de localizar a sus propietarios. 

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