Mientras una calle más arriba A Magdalena se teñía de verde y apenas cabía un alfiler, la plaza de abastos celebraba su propia fiesta, porque “hay tiempo para todo”, como explicaba uno de los comensales que esperaba a la cola para hacerse con su ración de paella, con productos del mar y de la pescadería de Ucha.

Hace cien años, en 1923, se ejecutó el proyecto de 1910 del arquitecto Rodolfo Ucha y, con un siglo a sus cuestas, la pescadería se encuentra más rejuvenecida que nunca.

Mantiene perfectamente ese estilo modernista con enrejado de hierro sostenido por pilares de hormigón. Las decoraciones vegetales y geométricas son características, así como los piñones decorativos que rematan el edificio. La arquitectura del edificio llama la atención por tener dos fachadas iguales que se articulan en base a un gran arco, con puertas y ventanas.

Con un siglo de vida, la nave modernista sigue en funcionamiento, acogiendo los puestos de pescado del mercado municipal. En ella se localizan hasta una docena de espacios, todos ellos con vendedores de Ferrol y Cedeira, que ofrecen un producto cercano y con una buena relación de calidad y precio.

Así quisieron precisamente celebrar este centenario con una fiesta gastronómica y, pese a coincidir sin pretenderlo con la jornada de partido del Racing, la fiesta estuvo muy animada al mediodía.

Las mesas dispuestas para degustar una paella cargada de productos del mar pronto se llenaron y las colas dieron fe de la buena idea de celebrar el evento a la hora de comer.

Las cocineras se afanaron por servir unas buenas raciones de una macro-paella elaborada para 300 comensales.
La música animó la soleada jornada de degustaciones, que muchos aprovecharon después para reenganchar con la fiesta del Racing antes de encaminarse con la marea verde hacia A Malata, a donde llevaban ayer todos los caminos.