El arte, el de verdad, permite dar forma a lo que no la tiene y es esa precisamente –la capacidad de hacer visible lo que no lo es– su principal cualidad. Puede, por lo tanto, transmitirse la felicidad, la  tristeza y el dolor en un verso, en los trazos de un pincel y, por supuesto, en una imagen impersonal. También la ausencia, como demuestra Pablo López –Ferrol, 1980– en “Al borde de tu orilla”, una colección de imágenes capturadas en los últimos años en el medio natural –la playa de Ponzos– en las que aborda el proceso de afrontar una pérdida personal. 

“Mi madre murió hace 15 años y esparcimos sus cenizas aquí”, recuerda Pablo, “y en esa primera época tras su fallecimiento venía mucho y, aunque ya llevaba un tiempo haciendo fotos, estas empecé a tomarlas en la playa, pero sin ningún tipo de pretensión, sino como una manera de acercarme y de estar con ella”. 
Pablo recorrió la playa, el agua, las rocas y las dunas de arriba abajo con su cámara, “enfocándome en la ausencia, el recuerdo... Pero, con el paso del tiempo, ese sentimiento, ese homenaje, fue cambiando y transformándose también en otra cosa, en una especie de refugio para desconectar, respirar y reflexionar. Podría decir que mi café de las 11.00 es bajar a la playa”. 

Ese trabajo concienzudo que puede preciarse también en el ámbito profesional –PLH Visual, su estudio de visualización arquitectónica– llamó la atención de Jesús Busto y su editorial, Libros del Océano. “Habíamos hecho alguna cosa juntos relacionada con el surf”, comenta Pablo, “pero yo tampoco acababa de ver el momento, hasta que hace un año decidimos que había llegado”. 

El proceso 

En un trabajo de estas características el enfoque personal es determinante. “Son fotos muy personales, pero creo que, a pesar de que se hicieron en un periodo largo de tiempo, mantienen una línea, aunque probando cosas nuevas”. De hecho, Pablo experimentó en este tiempo un cambio importante, el que lo llevó a tomar imágenes en la calle, de viajes, de surf o de skate, a este otro tipo de trabajos más íntimos y reflexivos, más abstracta, “con luces, sombras y texturas”, apunta, “aspectos con los que nunca pensé que fuese a trabajar, la verdad, porque no eran, ni son, fotos para nadie, sino para mí, así que fui haciendo lo que quise en cada momento, con total libertad, y esa forma de verlo es lo que, desde mi punto de vista, le da autenticidad”. 

La relación de Pablo López con la fotografía empezó en otro contexto, pero, sin embargo, en un mismo espacio, el mar. “Fotografiando las sesiones de surfing de los colegas”, explica. “Hace 15 años, la fotografía digital ya existía, por supuesto, pero en las sesiones de surf era algo poco frecuente”, comenta, “y desde entonces empezó a interesarme más la fotografía en general y me fui encauzando a lo que me interesaba, leyendo mucho, yendo a exposiciones, aprendiendo de los demás... Y viajando”.

El mar juega un papel esencial en el trabajo de Pablo López. En su trabajo y en su vida. Ha sido clave en la conformación de su personalidad. “Desde luego. Viví en Madrid y en Valladolid y no era el mismo Pablo”, apunta en tono de humor. “Siempre veraneé en Covas y para los que vivimos en Ferrol la relación con el mar es intensa, y más cuando hay un deporte como el bodyboard”. “El entorno en el que tengo la suerte de trabajar y dedicarle tiempo a mi pasión es insuperable”, subraya, “pasear por las dunas, caminar por la orilla, en verano y en invierno, también con las lluvias y el frío, las puestas de sol y los amaneceres... Es un lujo”, añade. 

“Al borde de tu orilla” ya está disponible en todas las librerías y también, para los que no vivan en Ferrolterra, en la web de la editorial – www.librosdeloceano.com–. Su autor ya está empezando a recibir las primeras críticas, ese primer retorno de lectores, fotógrafos y amigos: “Me está llegando mucho cariño de la gente que quería a mi madre y estoy viviendo momentos muy emotivos porque no conocían nada de este proyecto; de hecho, incluso mi padre se enteró hace tres meses. Estoy contento por el resultado, por el homenaje que es y que siempre quise hacer y por la evolución que refleja el conjunto”. Arte, ni más ni menos