La inminencia del otoño anuncia también el comienzo de la campaña de vacunación contra la gripe, que volverá este año a ser secuencial, por edades y que se podrá combinar con la del coronavirus en los grupos que la tengan recomendada (en este caso serán citados por SMS y se desplazarán, según el caso, a los centros de salud, hospitales o recintos masivos habilitados). Desde el servicio de Pediatría del hospital Ribera Juan Cardona hacen un llamamiento para que se inmunice a niños y niñas contra la gripe con el objetivo de frenar la epidemia. Además del beneficio para ellos, supone también una reducción del contagio a otros miembros de la unidad familiar o contactos frecuentes.
La vacunación de la gripe está pautada entre los 6 y los 59 meses de edad (cinco años) y comenzará, en los centros de salud, el 16 de octubre, al mismo tiempo que los profesionales sanitarios y de farmacias, mayores de 80 años, personas en situación de inmunopresión o usuarios y personal de residencias.
El jefe de pediatría del hospital Ribera Juan Cardona, José Ramón García López, subraya los beneficios de la vacunación de la población entre los seis meses y los cinco años de edad. Tiene la doble ventaja de “proteger del virus al niño vacunado y, a su vez, salvaguardar al resto de sus convivientes, tanto familiares como compañeros de juego y colegio, del posible contagio”, afirma.
Aclara el pediatra que la mayoría de los niños no tiene efectos secundarios (las reacciones locales oscilan entre el 5 y el 20% de los casos) y que, cuando se dan, “suelen ser mínimas: dolor en el punto de inoculación, febrícula o ligero malestar general”. Un tratamiento con los antitérmicos habituales —ibuprofeno o paracetamol— suele bastar.
“Es nuestro deber ayudar a prevenir enfermedades y la vacunación de las patologías infecciosas es uno de los mayores logros del sistema sanitario, por lo que todo nuestro esfuerzo y motivación deben estar orientados a promover estas actitudes”, afirma García López.
Los pediatras recomiendan acciones básicas de higiene que ayudan a reducir la transmisión de virus respiratorios como son el lavado frecuente de manos (sobre todo después de limpiar la nariz), taparse la boca con el antebrazo cuando se tose o estornuda, tirar los pañuelos desechables tras su uso y evitar el contacto con personas enfermas, o sanas, si uno es el que se encuentra mal y el que puede transmitir la enfermedad.