La empresa Prace, Servicios y Obras será la encargada de ejecutar la rehabilitación del edificio de Aduanas, en la fachada marítima de Curuxeiras, por algo más de 1,45 millones, impuestos incluidos. La oferta presentada por esta firma, que recientemente asumió también parte de las obras de movilidad en el entorno de la carretera Baja, ha sido la seleccionada por los servicios técnicos de la Autoridad Portuaria de Ferrol-San Cibrao entre las diez que se presentaron durante el plazo de licitación.
Los trabajos comenzarán una vez que se firme el contrato, en las próximas semanas, y se desarrollarán a lo largo de todo el año que viene, por lo que, si no hay contratiempos, el inmueble y los nuevos usos a los que se destinará (representación institucional del organismo, atención al público y espacios para actividades con la ciudadanía) estarán listos a finales de 2025. Comenzará así una nueva vida para un edificio enclavado en un lugar privilegiado del frente portuario que permanecía en desuso desde hace una década y media.
El edificio de Aduanas se construyó en 1940 y a mediados de los 80 fue objeto de una reforma. Tras su desocupación en la década de los 2000, quedó a merced del abandono y el deterioro. El interior está en muy mal estado de conservación, como se reconoce en la memoria, y sin mantenimiento de sus acabados e instalaciones, que están obsoletas o estropeadas.
En 2019, la Autoridad Portuaria que entonces presidía José Manuel Vilariño comunicó a la propiedad –la Gerencia de Infraestructuras y Equipamiento de la Seguridad del Estado (Giese), dependiente del Ministerio de Interior– su interés en adquirirlo, acto que se consumó unos meses después, en mayo de 2020. El importe, 203.836 euros.
El inmueble está catalogado en el Plan Especial de Protección y Rehabilitación de Ferrol Vello aprobado en 2015 –el Tribunal Supremo anuló este ordenamiento específico por un defecto de forma y en estos momentos se está redactando el que lo sustituirá– como edificio de “elevado valor arquitectónico” y con un uso “dotacional”.
Con una superficie de 700 metros cuadrados distribuidos en cuatro plantas, la intervención que plantea el organismo que preside Francisco Barea será integral y, por lo tanto, afectará a la estructura, la cubierta, la fachada y todo el espacio interior para, por un lado, poner fin a su deterioro y, por otro, adaptar el inmueble a sus nuevos usos. Para ello habrá que demoler los forjados interiores de las plantas y se mantendrá la envolvente de la fachada y también los muros interiores que conforman el núcleo de escaleras.
El acceso al nuevo edificio se hará desde el jardín lateral y no directamente desde la acera del Paseo da Mariña.
La instalación de un ascensor panorámico en el descansillo de la escalera y la construcción de un lucernario en la cubierta serán otros dos elementos novedosos.
En cuanto a la distribución de las plantas, la baja albergará el vestíbulo –parte oeste– y servicios auxiliares y en las dos siguientes se mantendrá el reparto actual, con dos salas de 70 y 40 metros cuadrados, adecuadas para un uso flexible, desde sala de exposiciones a aulas de formación o espacios de trabajo, informa el Puerto. La cuarta y última planta, la más pequeña en superficie, se reserva a instalaciones.
En las fachadas exteriores se sustituirán las carpinterías de las puertas y ventanas por otras de madera con escuadrías y diseños contemporáneos.