El dato más bajo de tráfico de mercancías desde 1994 con el que se cerró el pasado ejercicio es para la Autoridad Portuaria de Ferrol-San Cibrao el punto de inflexión y en sus previsiones a corto y medio plazo apunta a un aumento de 2,3 millones de toneladas este mismo año –hasta alcanzar los nueve– para rondar los 12,5 millones en 2026 y superar de nuevo –el último ejercicio en que eso pasó fue 2018, antes del anuncio del cierre de la central térmica de As Pontes– los 13 millones en 2028.
El Puerto explica en el balance de actividad de 2024 que este año afronta un “ejercicio decisivo hacia un nuevo modelo que permita superar la pérdida de tráficos tan importantes como el carbón y el descenso experimentado en A Mariña por la incertidumbre de Alcoa”.
Efectivamente, el impacto de los graneles sólidos, principalmente, ha sido decisivo, pero no el pasado ejercicio en concreto, sino en un periodo más largo. En 2024 se movieron 3,7 millones de toneladas, por los 3,8 de 2023. Sin embargo, si la comparativa se establece con los años anteriores, la situación actual se explica por sí sola. En 2019, el momento en el que Endesa anunció su cierre, se movieron ocho millones de toneladas de graneles sólidos de un total de 11,1 de tráfico total. Es decir, el 72% de las mercancías que se movían en prepandemia en los muelles de Ferrol y San Cibrao eran graneles sólidos.
Los descensos en los graneles líquidos y, en menor medida, la mercancía general, explican esta caída
Pero en 2024, el “responsable” del descenso de actividad a niveles de mediados de la década de los 90 no fueron los sólidos, sino los líquidos. En el avance presentado por el organismo que preside Francisco Barea y que en breve publicará Puertos del Estado, se señala que los graneles líquidos han pasado de los 3,6 millones en 2023 a los 2,2 de 2024.
En este segmento de carga es en el que el Puerto basa la predicción de mejoría este 2025. Aunque aguarda un “nuevo año de transición”, también prevé una “ligera recuperación de los tráficos, especialmente de graneles líquidos”, con lo que espera que el tráfico total se sitúe en torno a los nueve millones.
La coyuntura geopolítica actual ha sido determinante en el balance del año pasado, un factor que, sumado a la desaparición del carbón y a los problemas que atraviesa Alcoa, han provocado este descenso.
Con todo, el plan de empresa del Puerto recoge un importante salto entre 2025 y 2026, para consolidarse a partir de entonces en el entorno de los 12,5 y 13 millones, aproximadamente. Será el ejercicio próximo cuando “comenzará a reflejarse la consolidación de proyectos que permitan superar el anterior modelo energético”, basado en los combustibles fósiles, “hacia una apuesta por las nuevas energías”.
El nuevo marco, apunta el Puerto, se sostendrá en tres pilares. El primero, la finalización y puesta en marcha del ferrocarril que conectará la dársena interior con la exterior, una actuación que se acompañará de la renovación de toda la red interior. “Permitirá el movimiento de nuevos tráficos”, anticipan desde el organismo que preside Francisco Barea.
El tren permitirá además dar un impulso a la terminal de contenedores de Yilport en Caneliñas, actualmente en desarrollo, y “favorecerá a los graneles líquidos”. En este sentido, desde el Puerto se explica que hay dos inversiones en marcha en la dársena exterior: la de Terminales Líquidos de Ferrol y la de Masol. Con estos mimbres, el Puerto prevé un tráfico de este tipo de carga a granel de cuatro millones de toneladas.
El desarrollo de los proyectos relacionados con las energías renovables en todo el ámbito del Puerto, incluida la implantación de nuevas empresas del sector, permitirán “abrir un nuevo modelo de negocio que generará valor añadido”, como explicó a este periódico Francisco Barea el mes pasado.