Rafael Díaz, apicultor | “El nido más grande que retiré en la zona, en la cuesta de Chamorro, medía 1,55 metros”

Rafael Díaz, apicultor | “El nido más grande que retiré en la zona, en la cuesta de Chamorro, medía 1,55 metros”
Rafael Díaz | Cedida

El responsable de la delegación de la Asociación Galega de Apicultura (AGA) en Ferrolterra incide en la importancia de realizar un buen trampeo en las zonas próximas a las viviendas del rural y demanda más implicación de las administraciones para una lucha conjunta contra esta especie invasora.

 

¿Qué balance hacen desde AGA de la incidencia de la velutina en la zona de Ferrolterra en 2024?
Podemos decir que fue un año bastante flojo, con poca incidencia en comparación con temporadas anteriores. Por poner un ejemplo, el año pasado la velutina empezó a aparecer por los colmenares de la comarca a finales de julio. En 2023, a principios de mayo ya teníamos las colmenas bloqueadas porque había entre cinco y ocho ejemplares en cada una. Fue de los años más flojos desde que llegó a la comarca en 2013.

 

¿A qué se debe este descenso? 
Fundamentalmente a la climatología, porque no pudieron reproducirse adecuadamente. Con estas avispas pasa al revés que con las abejas. Ellas no guardan comida, no la almacenan en la colmena. Y, si hay mal tiempo, ya no pueden salir a trabajar y se van muriendo de hambre.

 

Quizás las campañas que realizan sobre la necesidad de hacer un buen trampeo también están funcionando...
Sí, claro. Pero el problema es poner de acuerdo a las administraciones para tener un plan conjunto de acción. Aquí cada uno quiere llevar su filosofía de trabajo y no se coordinan como sucede en otros lugares como Francia, Alemana o Italia, en donde trabajan con autonomía pero todos al unísono. Hay que tener en cuenta que el radio de acción de la velutina es de unos ocho kilómetros en línea recta, por lo que la colaboración es primordial. Un apicultor o un vecino puede trampear alrededor de su colmenar y de su vivienda, pero cubrir esa distancia a título individual es imposible.

 

 

Hace falta, pues, más implicación por parte de las administraciones.
Por supuesto. Mientras tanto, nosotros damos charlas en asociaciones de vecinos para que la gente aprenda a trampear cerca de sus casas. La seguridad ciudadana es fundamental. No solo es que acaben [las velutinas] con las colmenas o que incidan en los ecosistemas medioambientales, es que suponen también un riesgo para los humanos. Son terriblemente sensibles al ruido, por lo que los trabajos rurales, las vibraciones –realizadas con una motosierra o una desbrozadora, por ejemplo– les afectan mucho y es cuanto atacan. Han cambiado, además, la forma de hacer sus nidos. Cuando llegaron, los fabricaban de manera aérea. Ahora empiezan a enterrarlos. Eso las hace muchísimo más peligrosas.

 

Al problema de la velutina se suma ahora otro: la aparición de una nueva especie, el avispón Sóror, en Asturias, muy cerca de la frontera con Galicia. ¿Debemos preocuparnos?
Esa es algo más grande que la velutina negritorax. Hay siete especies de avispas de este tipo en la zona del suroeste asiático y en España, ahora mismo, tenemos cuatro. Cuando llegue a Galicia, tendremos que ver cómo se introduce, si se harán competencia entre ellas... La verdad es que la situación se pone cada vez peor. Te pongo un ejemplo: cuando doy cursos con gente joven que quiere buscar una salida laboral en el mundo de la apicultura, cada vez lo veo más negro. Vivir en estos momentos de este sector es bastante complicado. 

Los nidos más grandes pueden dar, en todo su ciclo anual, entre 20.000 y 30.000 ejemplares de velutina

En mi caso, que soy bastante meticuloso con las colmenas –renuevo las madres, selecciono los lugares...–, siempre tuve una media de entre 20 o 25 kilos por colmena y ahora apenas llego a los ocho. Para sacar más hay que irse a la zona de interior, en donde los nidos de velutina son más pequeños por la climatología, por  las temperaturas. El nido más grande de la comarca lo quité yo hace cuatro años en la cuesta de Chamorro. Medía 1,55 metros. Esos monstruos, en su zona de origen, hacen nidos que tienen 200 o 300 milímetros. Aquí pueden superar el metro y, cuanto más grandes, más población. El nido, en toda su etapa, puede dar entre 20.000 y 30.000 ejemplares de velutina. 

Rafael Díaz, apicultor | “El nido más grande que retiré en la zona, en la cuesta de Chamorro, medía 1,55 metros”

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