Rafael Morgade (Navantia): “La Fábrica Digital nos va a permitir construir más y mejor"

El responsable de Transformación Digital e Industrial de Navantia apunta a un acortamiento del 20% en los plazos pre-botadura
Rafael Morgade (Navantia): “La Fábrica Digital nos va a permitir construir más y mejor"
Rafael Morgade entró de aprendiz en la antigua Bazán I D. Alexandre

El ingeniero Rafael Morgade, actualmente director de Transformación Digital e Industrial de Navantia Ferrol, conoce al dedillo las potencialidades y las necesidades de la factoría ferrolana. Entró como aprendiz y ahora pilota desde su posición la mayor inversión en infraestructuras de las últimas décadas, la Fábrica Digital de Bloques.

 

¿En qué momento del proceso de construcción está la fábrica?
Nuestra idea es tener la fábrica operativa en el año 2026, así que toda la planificación que tenemos de la obra va alineada con ese objetivo. Durante 2024 hicimos todas las tareas de desmonte y movimiento de tierras y ahora estamos con los trabajos de estructura, de la que llevamos alrededor de un 40%, sobre todo en la instalación de pórticos. Como el plazo es muy justo, estamos simultaneando tareas, de modo que a medida que vamos avanzando en la instalación de los pórticos en dos fases, también hacemos el cerramiento y estamos instalando la cubierta. Para poder compaginar todo, lo que estamos tratando es de que, cuando tengamos el 25% listo de la zona de fabricación, empezar a instalar máquinas. Y nuestra meta es que la primera se haga en febrero. Es decir, instalaremos a medida que vayamos avanzando en los trabajos. Hay que pensar que es un trabajo complicado: en 2025 vamos a tener que centrarnos en la estructura, colocar servicios (electricidad, gases, etc.)  e instalar. Es una fábrica muy completa y sabemos que va a ser un año muy exigente.

 

Hay un ambiente de cambio muy bueno en el astillero y la envolvente de todos esos cambios ayuda a que entendamos que hay que hacer las cosas de otra manera

 

¿De qué manera va a contribuir la fábrica a mejorar los procesos productivos dentro del astillero? 
Por lo pronto, vamos a duplicar la capacidad de todos los trabajos pre-botadura. Nosotros trabajamos en sub-bloques y en bloques, y con la fábrica nueva vamos a poder duplicar la capacidad de lo que tenemos actualmente. Ese es el primer gran cambio. Por otra parte, es un elemento tractor de la modernización del astillero. Ahora mismo hay varias iniciativas en marcha: la Fábrica Digital de Bloques, el Centro de Excelencia, un proceso importante de transformación de oficinas y despachos... Y, por otro lado, tenemos –estamos dándole forma y esperamos poder inaugurarlo este año– el Centro de Innovación y Robótica (CIR), una área nueva que se habilita en un antiguo taller en el que tenemos gente dedicada en exclusiva, junto con investigadores de la Universidade da Coruña, a desarrollar la automatización y robotización de procesos.

 

En empresas tan grandes como Navantia, que llevan tantos años construyendo barcos, los cambios suelen ser más lentos por sus propias magnitudes. En este caso, ¿ha sido difícil transmitir a la plantilla la necesidad de impulsar este cambio?
Todos en el astillero éramos conscientes de la necesidad de una evolución, aunque pienso que es más una revolución, porque con una evolución a lo mejor no nos llegaba. Ese proceso de transformación lo estamos haciendo dentro de tres planos: por un lado, una revolución de los procesos, en la línea de la robotización, la domotización, la digitalización... Por otro, en la mejora de las instalaciones, que era algo demandado porque la gente pedía no seguir trabajando con unos talleres de 40 o 50 años, y esta nueva fábrica va a ser, por lo tanto, un hito, similar a cuando en la década de los 60 se hizo la Fábrica de Turbinas. Y, por último, aparte de los procesos y las instalaciones, las personas. En los últimos cinco años, un 30% de la plantilla es gente nueva que llegó con el plan industrial, y estos compañeros y compañeras ya vienen con nuevas ideas, y los que estamos alrededor nos contagiamos. Hay un ambiente de cambio muy bueno en el astillero y la envolvente de todos esos cambios ayuda a que entendamos que hay que hacer las cosas de otra manera.

 

¿De qué modo va a repercutir en el empleo la puesta en marcha de la fábrica y de todo ese ecosistema que se está creando a su alrededor? 
Estimamos que la nueva fábrica va a necesitar, cuando esté en velocidad de crucero –no al principio– ente 300 y 350 personas para operarla en su integridad. En función de si tenemos uno o dos proyectos en paralelo, variará el número de turnos, pero podrán ser hasta tres si tuviésemos dos proyectos al mismo tiempo y uno de ellos de una envergadura considerable.

 

Estimamos que la nueva fábrica, cuando esté en velocidad de crucero, va a necesitar entre 300 y 350 personas para operarla en su totalidad

 

¿La fábrica va a permitir construir más o mejor?
Las dos cosas. Las condiciones van a ser mejores. En las tareas repetitivas vamos a tener unos procesos de robotización automáticos que mejorarán la productividad y la eficiencia de los mismos, pero, al final, lo que buscamos en un sector como el nuestro en el que la calidad es barrera de entrada –y en el que el coste es un factor importante– y en un contexto geopolítico como el actual es incidir en los plazos. Con la fábrica creemos que podemos reducir el plazo de todos los procesos pre-botadura en torno a un 20%.

 

Con esta transformación, ¿cómo se enfoca la faceta formativa en el astillero?  
Ahí jugamos en varios planos. Muchos de los que se incorporan ya tienen esa formación digital y nosotros ya buscamos unos perfiles más tecnológicos. Por ejemplo, en el centro de robótica, los alumnos del CIFP Ferrolterra ya vienen con ese “gen”. Los que van entrando en el proceso de incorporación ya tienen formación específica. Y para el resto hay un plan de formación en esas áreas de habilidades necesarias para adaptarnos. Además, a medida que vayamos instalando máquinas nuevas necesitaremos procesos de formación ad hoc para operar esas máquinas.

 

¿Qué papel juega la universidad en todo esto? 
Para nosotros la universidad es fundamental porque participa de manera activa en el proceso de digitalización de la fábrica, básicamente a través del Centro Mixto de Investigación (CEMI), que es una fórmula de colaboración entre la Xunta, la UDC y Navantia, con cerca de 100 personas desarrollando nuevos diseños y proyectos de innovación. Veintiséis de estas personas son contratadas por el propio CEMI en las áreas relacionadas tanto con los procesos como en el producto: robotización, sistemas automáticos, gemelo digital de producto, de planta, de proceso... Dentro del contrato de las F-110 tenemos que entregar cinco fragatas y un gemelo digital de cada una de ellas y, a mayores, con la fábrica digital de bloques vamos a tener también una réplica digital de la propia fábrica. Por lo tanto, hay determinadas tareas que con los investigadores del CEMI conseguimos desarrollar y que nosotros solos no podríamos. Es un proyecto a tres años que finaliza en septiembre, pero nuestra intención es prorrogarlo con una vigencia más amplia. Creemos que es una fórmula de éxito porque es fundamental: retener el talento de gente que hace investigación industrial es muy complicado. Y renovar la fórmula cada tres años nos complica demasiado. La idea es buscar un acuerdo más duradero con la Xunta porque entendemos que va a haber desarrollos que vamos a aplicar ya directamente cuando arranquemos la fábrica, y para la parte de gemelo digital de producto ya hay determinadas iniciativas, como de estabilización o la vía de escape en caso de fuego, que son también de aplicación directa.

 

El Centro de Excelencia del Gemelo Digital, el único de Navantia, supone que todas las réplicas de los buques que construyamos saldrán de aquí

 

¿Qué va a aportar el Centro de Excelencia? 
Por un lado, como Centro de Excelencia del Gemelo Digital supone que todos los gemelos digitales de todos los buques que fabrique Navantia van a salir de nuestras instalaciones, no solo para los buques que hagamos en Ferrol. Por otro lado, nos va a valer para que la nueva área de Sistemas, que no había en Ferrol, esté alojada e intercomunicada con los gemelos digitales. Lo que buscamos, por lo tanto, es tener un ecosistema de expertos a nivel nacional en relación a los gemelos –buque, planta o proceso–. Y queremos que sea un espacio abierto, con gente de la universidad y de las compañías, y que salgan desarrollos en el nivel más amplio de la palabra. La fórmula de los centros de excelencia sirve para fomentar la intercomunicación sobre las necesidades técnicas que se están descubriendo en el desarrollo de los buques.

 

¿Hay un plazo para su inauguración?
En este año 2025 tenemos que tener finalizado el edificio e incorporar al personal. Va a ser un edificio muy simbólico, tanto por la figura como por la ubicación, pero también por los contenidos: un laboratorio, unos audiovisuales muy avanzados... porque realmente lo que buscamos es que sea un foco de atracción de talento. 

 

“Con las nuevas F-110 buscamos tener el mismo éxito que con las F-100 en los años 2000”

La inversión de 110 millones en la Fábrica Digital de Bloques coincide con el programa de las cinco fragatas de la serie F-110 para la Armada española. Navantia quiere repetir con ellas el éxito de sus predecesoras.

 

Con estas inversiones en el astillero, ¿cuál va a ser el posicionamiento de Navantia a nivel internacional?
Evidentemente todas estas inversiones nos van a dar un impulso respecto a nuestra posición actual. De manera sistemática hacemos “benchmarking” sobre lo que tienen nuestros competidores y podemos decir que tanto el CIR como el Centro de Excelencia y, especialmente, la Fábrica Digital nos van a poner en la vanguardia de los astilleros militares a nivel europeo. Lógicamente, tenemos una vocación internacional y están viniendo por las instalaciones muchos clientes y proveedores extranjeros que, cuando les explicamos cómo va a ser la fábrica, dicen que será un punto de inflexión para el astillero y sus productos.

 

Buscamos tener la capacidad de trabajar en dos programas de manera simultánea

 

¿Deberían permitir tener más estabilidad a medio plazo y evitar que se puedan producir esos “valles” cíclicos en el sector?
Con todo esto que tenemos en marcha creo que estamos sentando las bases del astillero del siglo XXI. Ya no tenemos dos instalaciones; antes repartíamos la carga entre Fene y Ferrol, pero ahora Fene ya tiene una vocación absoluta y reconocida a nivel offshore. Lo que buscamos es tener una capacidad similar a la que teníamos a principio de los 2000 con los dos astilleros, de manera que en el óptimo de ocupación podamos trabajar, como entonces, con dos programas: uno de tipo fragata y otro de buques de mayor porte, sea LHD, portaeronaves, AOR o BAC. Si somos capaces de tener esos dos programas en simultáneo, Ferrol va a seguir creciendo porque las necesidades de mano de obra aumentarán. Evidentemente también influirá la situación geopolítica. Nosotros estamos cada vez mejor posicionados y no solo durante la próxima década, sino que estoy seguro de que las siguientes va a haber esa carga de trabajo y unas instalaciones preparadas para asumirla.

 

¿Las F-110 van a ser el modelo para los próximos 25-30 años?
Buscamos tener el mismo éxito con las F-110 que el que tuvimos con las F-100 a principios de los 2000. La idea es que cuando hayamos entregado la primera unidad en el mar, sea el buque de referencia hasta el 2050.  

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