La crisis energética derivada de la invasión, hace ya casi un año, de Rusia a Ucrania trajo consigo consecuencias inesperadas, entre ellas un refuerzo inusitado a la apuesta europea por la independencia energética y el uso de renovables. Uno de los principales actores en este escenario genopolítico, Alemania, se posicionó desde un inicio firmemente en contra del conflicto, poniendo sobre la mesa alternativas para desligarse del gas natural licuado de origen ruso, su principal proveedor.

Una de estas iniciativas, que entrará en funcionamiento en las próximas semanas y que naciones como Finlandia están imitando, es la importación de GNL de otros países gracias a una nueva unidad de regasificación flotante. Y es precisamente en este punto en el que Reganosa se ha convertido en uno de los principales pilares de la estrategia germana tras su selección por parte de RWE –impulsor de la iniciativa “en nombre del Gobierno alemán”– para operar y mantener las instalaciones.

La unidad, como explicó la propia RWE, se situará en el puerto Elbehafen, en la ciudad de Brunsbüttel –en la desembocadura del río Elba, a 85 kilómetros de Hamburgo–, y se compondrá de una terminal flotante –el “Hoegh Gannet”, que llegó a puerto durante la mañana de ayer– y unas instalaciones de tierra al este de la urbe, aún en desarrollo –hasta su puesta en funcionamiento se empleará un área de atraque de la firma Brunsbüttel Ports–. Así, Reganosa será la encargará de todo lo referente a la gestión de las infraestructuras terrestres, mientras que Höeg LNG hará lo propio con el navío y Marine Service proveerá soporte técnico.

Cronograma

El proyecto en sí arrancó en mayo de 2022, cuando el Ejecutivo alemán encargó a RWE y sus socios el desarrollo de una infraestructura para la importación de gas natural licuado independiente del gasoducto ruso. Durante este período y hasta octubre del pasado año, Reganosa fue la encargada, entre otras tareas, de realizar “labores de consultoría técnica; elaboración de manuales, planes y procedimientos de operación; supervisión y orientación de obras; preparación de contrataciones; y asesoramiento sobre obtención de permisos y autorizaciones”, detalló la corporación mugardesa. Tras esto, y gracias al “rápido y efectivo” trabajo del Gobierno alemán, comenzó el desarrollo de las instalaciones.

Ahora, tras la recepción de la terminal flotante, se iniciará una fase de puesta en marcha y pruebas de operación durante las cuales el gigantesco navío –294 metros de eslora y 46 de manga– abandonará el puerto. Entre otras maniobras, detalló RWE, se comenzará a alimentar de GNL el nuevo gasoducto, aumentando su volumen con el paso de las semanas e incorporando paulatinamente nuevos componentes técnicos y el sistema de calentamiento desarrollado específicamente para el proyecto por la corporación Covestro.

Una vez se encuentren plenamente operativas, destacó Reganosa, las instalaciones tendrán una capacidad de almacenaje de 170.000 metros cúbicos de GNL y permitirá la transferencia de 5.000 millones de metros cúbicos de este combustible al sistema gasista alemán cada año.

Autonomía

Respecto a este contrato, Emilio Bruquetas, director general de Reganosa, expresó su satisfacción por poder colaborar con RWE y el resto de sus socios corporativos “en este desafío que supone incrementar la autonomía energética de Alemania”. “Estamos muy orgullosos de poder contribuir con nuestro conocimiento y experiencia a este proyecto que requiere de nosotros ser muy ágiles a la par que fiables”, aseveró.

Por su parte, el director ejecutivo de RWE, Markus Krebber, incidió en la importancia de las terminales de gas natural licuado para “reforzar” la seguridad de suministro para la nación germana en el corto, medio y largo plazo. “La fuerte dependencia de nuestro país del gasoducto de Rusia terminará con el despliegue de estos navíos especiales”, apuntó, subrayando, además, que la gran velocidad en la se ha puesto en marcha este proyecto “marca un estándar para futuras modernizaciones de nuestro [sistema] de suministro energético”.