La Inteligencia Artificial (IA) se ha instalado entre nosotros sin pedir permiso y la sociedad se debate entre el temor y la euforia. Como siempre, son la ciencia y la ética las que deben ir de la mano para conseguir que esta nueva tecnología sea una oportunidad y no una condena. En esta línea trabaja Salvador Naya, catedrático del área de Estatística e Investigación Operativa del Departamento de Matemáticas de la UDC, que ayer fue el protagonista de las Conversas no Parador que organiza el Club de Prensa de Ferrol.
‘Os Datos, o novo petróleo da Intelixencia Artificial’ fue el título de la conferencia de Naya, quien fue presentado por la presidenta de la entidad, Julia Díaz, usando para ello el ChatGPT, como ella misma reconoció, entre risas, y coherente con la cita. “Hai forofos e hainos que ven o mal na IA”, comenzó el catedrático, consciente de la inquietud y los nuevos retos que supone el uso de una tecnología que es capaz también de generar contenidos falseados, como es el caso de las ‘fake news’, que abundan además en tiempos de guerra, algo que hemos podido constatar en Ucrania o Palestina.
“Os datos son máis que o petróleo da IA porque estamos todo o rato xerándoos e quen ten eses datos, ten o poder”, observó, recordando que fue el matemático Alan Turing el que sentó las bases de esta innovación en 1936, cuando no se disponía de la tecnología para desarrollarla. Sin embargo, lejos de encogerse de hombros ante una hipotética ‘rebelión de las máquinas’, Naya defiende la importancia del factor humano, empezando por la difícil labor de distinguir el sesgo del que adolece ahora la IA en determinados campos: “Se os datos teñen esa inclinación, a información non é precisa”, ha defendido, valorando que son los estadísticos los encargados de minimizarla.
A la IA, como al mar, no se le pueden poner puertas, y sus aplicaciones parecen infinitas. El campo de la salud es una de las áreas en las que más se está introduciendo, aunque sea en Europa donde encontramos una legislación más restrictiva en comparación con la vía libre que ha encontrado en China o la ley algo más laxa que la nuestra con la que se topa en Estados Unidos, tal y como ha incidido Naya.
En este sentido, ha destacado que existen estudios en la UDC que trabajan en la detección precoz del ictus a través de datos de la retina, confirmando que en campos como la dermatología y la cardiología ya está implantada la IA para el diagnóstico de melanomas o cardiopatías. Más llamativos son los estudios que buscan prever patologías a través de nuestra voz: desde el sonido de la tos para saber si somos o no positivos en Covid hasta la diagnosis de demencias, ofreciendo la posibilidad de comenzar con una medicación preventiva antes.
Insiste en que esta tecnología viene a “solucionar procesos repetitivos” y que la ley en Europa no permitirá que se traspasen ciertas líneas. Defiende, además, que lejos de acabar con el empleo servirá de revulsivo para crear “novas profesións que xa están sendo” y a las que las universidades se han sabido anticipar.
Naya no dudó en poner de ejemplo a Navantia como una industria cercana a todos los ferrolanos y que, a su vez, es punta de lanza en el uso de la IA. Recordó que “o estaleiro que temos aquí ao lado, ás veces descoñecido, é punteiro en temas de datos porque fixeron unha importante aposta”, reflejada en el Gemelo Digital, entre otras iniciativas.
“O Xemelgo Dixital é Big Data, é unha fragata que está dixitalizada e iso lles permite adiantarse a posibles problemas que poidan xurdir”, ha explicado. El catedrático forma además parte del proyecto europeo que lidera la empresa pública, EDINAF (European Digital Naval Foundation), que une a ocho países, tres universidades —entre ellas la UDC — y un total de 31 entidades relevantes para trabajar en el desarrollo, diseño y creación de buques inteligentes y digitales. “Esta compañía vai por diante nestes temas, como tamén lle pasa a Inditex”, destacó.