El espacio –Ferrolterra– es el nexo de los relatos de la antología “La nueva fábrica de lápices”, un proyecto que no es nuevo pero que sus ocho autores han querido actualizar en una edición renovada que se presenta este viernes, a partir de las 20.00 horas, en el centro cívico de Canido.
Miguel Castro, Manuel Gutiérrez, Magali Mátar, Ed Gorende, Clara Goás, Arantxa Serantes, Araceli Paz –que también firma las ilustraciones y el diseño de la nueva edición– y Alberto V. Serantes son los autores de un volumen que se caracteriza por su diversidad temática, estilística y de género. El acto, presentado por Julia Graña, lo ha preparado y organizado uno de los creadores, Alberto V. Serantes, que destaca que “lo que tienen en común todos los textos es que están localizados en el área de Ferrolterra; de hecho, cada relato lleva un código QR que te da la localización para poder conocer el entorno en el que se desarrolla”.
En todo lo demás, variedad absoluta. “Hay de todo; hemos tocado tantos palos como autores”, apunta. “Se trataba de abarcar, que fuese útil y atractivo para amantes de cualquier género y también para personas de diferentes edades”, explica, aunque reconoce que no fue un planteamiento intencionado. “Tocar diferentes géneros ha sido una casualidad”, afirma, “porque somos muy heterogéneos, pero todo un acierto. Si todo se hubiese quedado en el punto inicial, que era centrarse en los edificios históricos de Ferrol, habría sido menos rico”.
“No solo queremos poner en valor el entorno, sino también el capital cultural de la ciudad”
En ese sentido, Serantes avanza que “La nueva fábrica de lápices” pasa a ser ahora “un sello”, por lo que en un futuro, si se realiza una nueva antología, lo hará con este mismo título. Recuerda, además, que es un proyecto “abierto” que busca ir más allá de poner el valor el entorno. “No es solo eso, que era lo que inicialmente queríamos hacer, sino también poner en valor el capital cultural que tenemos en esta ciudad”, señala.
La iniciativa, por lo tanto, reivindica la capacidad creativa. “Esa riqueza existe”, insiste, “y, de hecho, creo que todo el mundo tiene un narrador dentro; todos narramos historias para nosotros y para los demás y en momentos de reflexión como los que nos dio la pandemia aflora lo que tenemos dentro, lo más profundo”.