Aunque sea la Cuaresma la que marca la cuenta atrás hacia la Semana Santa, lo cierto es que en Ferrol la maquinaria cofrade lleva meses en funcionamiento para seguir presumiendo de procesiones. Las hermandades han conseguido prolongar el calendario de actividades y cultos a todo el año, pero son las dotaciones de portadores y portadoras las que llevan a cabo un trabajo más visible en estas semanas previas con sus imprescindibles ensayos.

Lola Castro Casares es la mayordoma del Tercio de Portadoras de la Santísima Virgen de la Esperanza de la Cofradía de Dolores, que integran 68 mujeres, de las cuales seis son recién llegadas. Su buen hacer en la Semana de Pasión las ha convertido en uno de sus reclamos, tanto para los propios ferrolanos como para los visitantes, que se sorprenden al saber que en Ferrol, ya desde mediados de los ochenta, los pies de las imágenes también son femeninos.

Ellas ensayan en A Malata desde el último fin de semana de enero, en el interior de un local ubicado en el estadio si el tiempo no acompaña. Para ello, se valen de una estructura de madera imitando a los banzos que han elaborado este año. Empezaron quedando una vez a la semana, ahora ya son dos y se incrementarán a tres cuando se aproxime la fecha, puesto que uno de los días contarán con el respaldo de la Banda de Cornetas y Tambores Nuestro Padre Jesús Nazareno, antes conocida como Banda Ferrol.

“No es lo mismo ensayar sin un trono, porque los giros, las salidas y las retiradas no las reproduces igual; a la hora de perfeccionarlo siempre es más difícil, pero nos adaptamos”, explica Lola, contenta con la respuesta que está teniendo de la dotación en los ensayos, a los que ha llegado a convocar a 50 portadoras. De la hermandad, son ellas las que más tiempo previo le dedican, aunque también ensayan habitualmente las dotaciones de San Juan Evangelista y la Verónica.

“Este año tenemos tres marchas nuevas, que se suman a otras cinco y, por supuesto, a ‘Una madre no se cansa de esperar’; solemos ‘bailar’ en las salidas y las retiradas, pero también en puntos específicos de la calle”, anuncia la mayordoma, que es quien se encarga de elaborar las coreografías, fijándose en las secuencias de paso de cuadrillas que llevan muchos años haciendo unos ‘bailes’ que en Ferrol empezaron en la primera década de los 2000.

Más hombro, menos rueda

En la Cofradía de la Merced cuentan con una única dotación mixta que está mandada por Javier Medina al martillo. Explica el mayordomo que, en su caso, los ensayos comenzaron el pasado 13 de enero en el pabellón del Tirso de Molina y realizan uno cada fin de semana sin un día fijo: “Quedamos cuando no juega el Racing de Ferrol”, sostiene. Son un total de 56 personas bajo los banzos y este año, además de portar a la Cautiva y al Cristo Redentor, estrenarán el paso de misterio de Nuestro Padre Jesús de la Humildad, que saldrá por primera vez la tarde del Jueves Santo.

En la Cofradía de la Soledad han logrado en pocos años que únicamente siga saliendo a ruedas el paso de María Magdalena que, por su forma ovalada, es poco factible adaptarlo para que pueda ser portado. En la hermandad de Ferrol Vello han podido organizar dos dotaciones mixtas, —mandadas por Ángela Novo y Jorge Costa—, además de la que lleva al Cristo de los Navegantes.

La Cofradía de las Angustias, con los tronos más pesados de la Semana Santa ferrolana, únicamente puede optar a portar la Caridad y el Silencio; sin embargo, por el momento no han podido completar la dotación y necesitarían unas diez personas más. En cuanto al Santo Entierro, el mayordomo Tono Loureiro explica que ellos, más que ensayar con los portadores de la urna, se centran en la complicada tarea de llevar los enseres en el cortejo.