“El soul es lo que nos une”, afirma la saxofonista Katia Fernández, una de las fundadoras de The Clams, la banda femenina que desde hace diez años homenajea (y continúa el legado) de las grandes intérpretes de la música. Este sábado presentan su espectáculo en el Teatro Jofre.
¿Cómo le explicaría a quien no las conozca qué es The Clams?
Somos siete mujeres las que formamos The Clams, aunque la formación lleva mucho tiempo y ha ido cambiando. Componemos nuestros propios temas y también hacemos versiones de las más grandes del soul. Este es el espectáculo que llevamos a Ferrol, más que nuestro proyecto personal.
¿Qué es lo que las llevó a crear su propio grupo?
Cuando el grupo empezó, Marta era la mánager y un día llegó con la idea de formar unha banda femenina. Fue ella la que fue buscando a las diferentes músico proponiéndoles el proyecto. Y, una vez que se forjó, empezó a caminar prácticamente solo porque nos hemos ido uniendo todas las que compartimos ese gusto musical, es decir, todas compartimos que nos gusta el soul, el jazz el rythm&blues, y nos hemos ido conociendo por los distintos escenarios de Madrid para aunar fuerzas y nuestras ganas de hacer música. Y aquí estamos, disfrutando de ello con muchísima suerte. Es cierto que el hecho de ser todas mujeres es muy reivindicativo. Nuestra música es mayoritariamente masculina, el mundo en el que nos movemos también, y queremos decir que las mujeres no somos solo cantantes o coristas, que es para lo que nos suelen llamar, sino también mujeres instrumentistas. Por eso es tan importante que nuestra formación sea de mujeres.
El rock, en un sentido amplio, no es la música que escucha la mayoría de la juventud. ¿Lo notan?
Los tiempos cambian, los gustos cambian y la gente joven viene de una manera diferente, aunque tenemos suerte de que también tenemos un público de gente joven que viene y alucina, primero, porque montas un directo muy potente, lo damos todo y porque hay tantos temazos de soul que conoce todo el mundo que al final conectas siempre. Por ejemplo, ¿un “I will survive” quién no lo baila? A veces hay un poco de desconocimiento pero después, cuando se dejan abrir los oídos, escuchan y reconocen que saben la mitad del repertorio, temazos que desde que nacieron hasta hoy están en los oídos de prácticamente todo el mundo. Tenemos un repertorio muy llamativo y conocido y eso hace que la gente se acerque y diga: “Esto está bien”.
En su caso, por lo tanto, prefieren el directo al trabajo en estudio...
El directo, sí, porque tenemos muchísima energía y cuando estamos en el estudio centrarnos a veces nos cuesta porque empezamos a sacar ideas... Pero cuando salimos al directo nos sentimos como en casa porque vas a compartir ahí todo lo mejor que tienes. También es verdad que nos queremos muchísimo, somos muy familia, y eso se nota cuando estás ahí arriba: la complicidad, el cariño... Los directos para nosotras son lo más, donde más disfrutamos entre todas.
Como banda femenina habrán tenido que romper prejuicios y superar las barreras...
Sí, por supuesto. Más que nada por ser mujeres instrumentistas. Cuesta bastante entrar en el mercado a una mujer batería, una mujer guitarra, una mujer saxo... A lo largo de nuestra carrera todas nos hemos encontrado con comentarios como: “Ay, eso es un instrumento de chico”. Sigo sin entenderlo, y sí que es cierto que todas hemos tenido que lidiar con eso. Nos ha costado hacernos un hueco, pero lo hemos conseguido con trabajo, esfuerzo y formación... Y creando un ambiente de grupo que funciona a modo personal y a modo musical. Hemos tenido que romper barreras, pero nos gusta porque vienen niñas y queremos transmitirles un mensaje de que se puede, que estamos aquí, vamos a por ello. Nada de límites y barreras: mientras se haga bien con cariño y respeto, ¿por qué no?.