El albergue de peregrinos de la ciudad naval, uno de los numerosos caballos de batalla que enfrentan al gobierno local y a la Xunta, ya se encuentra un paso más cerca de ser una realidad. Fuentes de la administración autonómica confirmaron ayer que, de no presentarse imprevistos de última hora, el acta de replanteo para comenzar las obras de esta demandada infraestructura será firmada hoy mismo.
Así, a pesar de que, con esta rúbrica, se cumplirían los planes del gobierno gallego de comenzar, al menos de forma oficial, los trabajos en el mes de julio –fue uno de los puntos señalados por la directora de Turismo de Galicia, Nava Castro, durante una visita a la ciudad naval el pasado junio–, el objetivo de que entrase en funcionamiento en Año Santo se antoja ya imposible. Y es que, de acuerdo con el pliego del proyecto, el plazo de ejecución del mismo sería de seis meses, haciendo, de esta forma, inviable la finalización de las obras antes de que termine el año.
De esta forma y a pesar de los retrasos, la firma del acta marca el pistoletazo de salida para unos trabajos que supondrán el completar la red de albergues del Camiño Inglés –el de Ferrol será el séptimo de la ruta–; todo un incremento de su valor como activo turístico al posicionarse como una de las opciones del peregrinaje a Santiago más accesibles y convenientes.
Este albergue, como se detalló en su momento, estará situado en la antigua Casa do Mar, que se reformará para contar con 60 plazas –una de ellas adaptada–. El proyecto, que tiene un presupuesto de 467.000 euros, contempla el desarrollo de dos espacios diferenciados en las instalaciones. Por una parte, la plata baja contará con un punto de control, una sala de estar y aseos y vestuarios. El segundo piso, por otra, será de mayor tamaño –300 metros cuadrados– y sumará dos habitaciones múltiples, una adaptada, aseos, almacén, lavadero y tendedero.