Se cumplen 20 años de que la joven viguesa Déborah Fernández-Cervera saliese a correr para no regresar nunca a casa por lo que, como obliga el Código Penal, el caso prescribirá sin posibilidad de que se adopten acciones penales contra alguien salvo contra su exnovio, quien se convirtió en investigado en la última fase del proceso y que declaró en sede judicial el pasado 11 de marzo.
Actualmente, según los abogados de la familia de Déborah, la Policía aún sigue trabajando en algunas de las líneas de investigación abiertas: queda por presentarse el informe definitivo acerca de la manipulación del disco duro del ordenador de la joven y alguna comparativa final de ADN, además de las pruebas que haya pedido la defensa del investigado o las que se puedan practicar a petición de alguna de las partes.
Una vez se solventen las pruebas pendientes, la jueza deberá decidir si se abre juicio contra la expareja de Déborah o, en caso de que entienda que no hay elementos suficientes para ello, de carpetazo al asunto.
Los abogados de la familia hicieron público un comunicado en el que insisten en que si pidieron la imputación del exnovio en reiteradas ocasiones, hasta que la Audiencia Provincial se lo ordenó al Juzgado de Tui que instruye la causa, fue porque así lo sugerían los informes policiales.
Los abogados de la familia entienden que la investigación estuvo plagada de irregularidades y negligencias, y que son muchas las preguntas que se quedarán sin respuesta.
Más de 2.000 folios ocupa una causa que únicamente pareció avanzar en los últimos meses gracias a las gestiones de los abogados de la familia.