El Ejército israelí avisó al menos cuatro veces al primer ministro, Benjamín Netanyahu, de la apariencia de debilidad de Israel entre los meses de marzo y julio de 2023, que coincidieron con el punto más intenso de las protestas contra la controvertida reforma judicial del Gobierno que polarizó Israel.
En respuesta a una solicitud de información del grupo Hatzlacha ("éxito", en hebreo), que promueve la transparencia en las instituciones, el Ejército confirmó haber mandado cuatro cartas "que ilustraban cómo los enemigos de Israel veían el daño a la unidad del Estado de Israel en general y al Ejército en particular".
De acuerdo con el análisis militar, países como Irán o grupos como Hizbulá consideran que el poder de disuasión israelí tiene cuatro patas, todas ellas debilitadas entonces: la fortaleza del Ejército, la alianza con Estados Unidos, la fortaleza de la economía y la cohesión nacional.
Con todo, las fuerzas armadas fueron incapaces de prever los ataques de Hamás del 7 de octubre, en los que murieron unas 1.200 personas y más de 250 fueron secuestradas, y que dieron pie a una ofensiva israelí en la Franja de Gaza que ha se ha cobrado la vida de más de 35.700 personas, la mayoría niños y mujeres.
El jefe de la Inteligencia militar israelí, Aharon Haliva, anunció en abril su decisión de dimitir por la inacción del Ejército en octubre, y se espera que otros cargos militares hagan lo propio una vez se estabilice la situación en Gaza.
Haliva se convertía así en el primer alto cargo en dimitir por los fracasos que rodearon el ataque de Hamás, a raíz del cual el Ejército inició una investigación interna a finales de febrero, cuyas conclusiones se espera que sean presentadas al jefe del Estado Mayor, el teniente general Herzi Halevi, a principios de junio.