CURIOSIDADES FERROLANAS | “La Catalana nos deja a obscuras”

Historia en #Nordesía: Man Castro hace un retrato en sus "Curiosidades Ferrolanas" de la amenaza de huelga de los cargadores de leña del puerto de Cedeira y de La Catalana de Gas
CURIOSIDADES FERROLANAS | “La Catalana nos deja a obscuras”

Hacia finales del siglo XIX, dos problemas de envergadura afectaban a los ferrolanos, un conflicto con el gas y la amenaza de huelga de los cargadores de leña del puerto de Cedeira, que dejarían sin este combustible sobre todo a los más desfavorecidos. Así lo recogen los diarios locales La Monarquía, El Correo Gallego y La Democracia. Vayamos por partes y afrontemos el caso de la leña. La Monarquía escribe:
“Estamos amagados de un conflicto peor que el del gas: La Catalana nos dejó a obscuras, Cedeira nos va a dejar sin fuego. Escriben del inmediato puerto de Cedeira que los cargadores de leña piensan declararse en huelga y amarrar sus botes. Saben los cargadores que aquel distrito es el que surte de combustible, en su inmensa mayoría, las plazas de La Coruña y Ferrol”.


Reconociendo que la leña es un artículo de primera necesidad, el rotativo local puntualiza que “si en estos meses de invierno llega a faltar de la casa del pobre, claro está que las angustias de una mala alimentación se duplican con no tener con que calentarse”. Por otro lado, los labradores no venderían sus leñas y no tendrían con qué pagar sus contribuciones, por ser este reglamento el único que les ayuda a pagar al fisco.
Parece que la causa de esta determinación de los cargadores es la que califica el periódico de arbitraria conducta del arrendatario y aforador de consumos de Coruña que imponen los mismos derechos a las embarcaciones sea cual fuere la cantidad de leña que lleven ya que los cargadores, temerosos del tiempo y de sus peligros, no se atreven a poner más que media carga y el aforador les cobra siempre veintinueve pesos de derechos. Y, si con poca carga les cobran lo mismo que con mucha, “los infelices cargan más de lo que la mar permite y la mar les castiga tragándoles”. La Monarquía acaba instando a un acuerdo entre cargadores y arrendatario.


Y ¿qué sucedía con La Catalana del gas? Veamos.
Contrató el Ayuntamiento con La Catalana el alumbrado público eximiéndola de todo derecho de contribución, arbitrio, o impuesto municipal, creado o que pueda crearse, pero en esto que La Catalana recibe hace cuatro meses 147 barriles de esquistos y al pretender introducirlos en la ciudad sin abonar derecho alguno —según lo estipulado—. Consumos le exige satisfaga por el artículo lo mismo que si se tratara de aceite común. Esto dio lugar a infinidad de dimes y diretes entre la Empresa, el Ayuntamiento y Consumos, y como la cuestión no se hubiera resuelto, a partir de la noche del día 10 de enero de 1895 se suspende el servicio de alumbrado a gas.  El administrador de la fábrica, Sr. Fuster, manifiesta que no tiene más que unos setenta y cinco metros cúbicos de gas de los cuales facilitará hasta la última molécula; que no tiene la menor existencia de esquistos para fabricar aquel fluido y que deplora en el alma que por informalidades del Ayuntamiento se vea el público sin luz.


Ha de tenerse en cuenta que para fabricar el gas se necesitan de doce a catorce horas, de modo que, aunque se le facilitaran los barriles que Consumos no quiere dejar pasar, ni el Ayuntamiento ferrolano obligar a que pasen, hasta el día siguiente no estaría en condiciones de reanudar el servicio. Aquí se desata un conflicto en el que se debate el concepto de “consumo” y las razones de uno y otro, La Catalana y el Ayuntamiento, en torno a las condiciones del contrato. 


Total, que a la vista de que la suministradora continúa con el “apagón”, le rescinde el contrato y el alumbrado a gas es suplido por el de petróleo. A todo esto, las quejas de los usuarios se van encendiendo y se habla de organizar protestas.


La llegada de la luz eléctrica

Argumenta El Correo Gallego que La Catalana ve perdido su negocio en Ferrol al considerar que dentro de muy poco tiempo habrá luz eléctrica y con ella disminuirá casi en absoluto el número de abonados al gas fluido. A tal efecto, echa sus cuentas, reparando en que con solo las 400 luces del Ayuntamiento no va mercantilmente a ninguna parte.


El caso es que los perjudicados razonan que las cuestiones que La Catalana tenga con el Ayuntamiento son independientes de sus compromisos con los abonados y estos no solo tienen derecho a calificar duramente el proceder de La Catalana, “sino exigirle responsabilidades por su desprecio a un público que sí tiene algún delito es el de haber soportado pacientemente, abuso tras abuso y pagado cuanto la compañía ha querido cobrarle”, editorializa el diario local mencionado.


Las cosas en los días siguientes no se solucionan y el “apagón” continúa adelante. En medio de este berenjenal, actuaba alcalde en funciones que de manera imprevista desaparece de la escena aduciendo razones de salud, mientras el gobernador civil se “cansa” de enviar requerimientos a la primera autoridad local para que se normalice la situación.


El periódico La Democracia señala que ha oído muchas quejas a esos abonados y cree que proyectan celebrar una reunión pública para protestar de los daños y perjuicios que se les causa y reclamar a la empresa indemnización. El Casino Ferrolano y muchos comerciantes han resuelto no utilizar, ya sea cualquiera el giro que tome la cuestión, los servicios de la compañía del alumbrado, “y nos parece muy bien, afortunadamente tendremos muy pronto el servicio de luz eléctrica”, recalca La Democracia.

 

Al séptimo día se hizo la luz

Y así Ferrol llega al séptimo día sin alumbrado a gas cuando se anuncia que el asunto ha quedado resuelto. La catalana suministrará esta noche el fluido a los particulares y si el alcalde no se opone, reanudará también el servicio a la población. El encargado señor Fuster ha recibido instrucciones de su empresa y con arreglo a ellas proporcionará la luz desde la noche de hoy. “Parece que han mediado telegramas entre Madrid, Barcelona a La Coruña y Ferrol y consecuencia de promesas y acuerdos es la decisión adoptada por el representante en Ferrol. El señor Fuster introdujo los 67 barriles de esquistos, abonando los derechos exigidos por el arrendatario, que suman 2.442 pesetas, y formulando protesta ante notario. El ayuntamiento pagó al representante de La Catalana la liquidación de noviembre y el arrendatario de consumos ingresó a cuenta de la mensualidad corriente, una cantidad igual a la cobrada a La Catalana, o sea, 2.442 pesetas. Y aquí paz y después…Los pleitos continuarían hasta la llegada de la electricidad.

 

Un interesante trabajo

Sobre “El gas en Ferrol (1883-1898)”, Mercedes Arroyo Huguet firma un trabajo (Universitat de Barcelona) en cuyo capítulo de conclusiones señala lo siguiente (entresacamos algunos fragmentos):
“Sólo en las ciudades en las que el gas había mostrado sus ventajas desde bastante tiempo atrás, éste continuó existiendo a pesar de las prestaciones de la electricidad; pero en Ferrol, el tiempo desempeñó un papel negativo para el gas, ya que éste, por la época de su instalación, ya no se percibió como un avance tecnológico. Hacía ya mucho tiempo que las ventajas y los inconvenientes del gas eran bien conocidos; en cambio, la electricidad se perfilaba como el futuro. […] 
En la sociedad civil, escasamente articulada, unos pocos individuos llevaron los destinos de la empresa por caminos a menudo opuestos en función de su grado de capacidad de decisión en los asuntos municipales. […] En esas circunstancias, no es extraordinario que hubiese quien decidiese aprovechar la oportunidad y crear un estado de opinión que pudiese favorecer intereses personales”.

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