Desde el mismo momento en que el Grupo La Capital tuvo la deferencia de nombrar al arriba firmante director de Diario de Ferrol, me prometí a mí mismo que no escribiría ni una sola línea hasta haber obtenido la bendición de Germán Castro Tomé, la bendición de Man.
No ha sido fácil. A Man le cuesta salir de su zona de confort, de su Papoi. Ahora que está jubilado tiene una agenda que marea. Pero al fin nos encontramos cara a cara con dos cafés como únicos testigos.
Ahora que ya tengo su sí, ahora sí, es el momento de arrancar. Y me produce una especial emoción que estas primeras líneas sean para comunicar una excelente noticia. Man vuelve a casa.
En unos días, en cuanto él ponga en orden sus ideas, usted, amigo, que tiene en sus manos el número 8.611 de este proyecto nacido hace poco menos de 24 años, disfrutará -estoy convencido- de la ferrolanía y la bonhomía de un periodista cuyas únicas servidumbres son Ferrol y sus gentes.
Dirigir este periódico con la bendición de quien lo soñó, lo fundó, lo moldeó, lo convirtió en un oasis de periodismo, libertad y compromiso consigo mismo es un honor y una inmensa responsabilidad.
Lo que Man me pidió quedó solucionado en una llamada de tres minutos y no procede hacerlo público por respeto a quien se equivocó. Lo que le he ofrecido, lo que él quiera y cuando él quiera.
Man, maestro, este es tu periódico. Gracias por volver.