Digo hombre refiriéndome a los dos sexos –tal vez llevado por la inercia de muchos años pudiendo expresarlo como género humano–. Por todos es reconocido que los seres que llamamos vivos tienen, tenemos, que llevar a cabo, realizar..., algún tipo de esfuerzo para subsistir; y en el caso del hombre, a ese esfuerzo asiduo, casi continuado, de alguna manera retribuido y no definido, podemos llamarlo trabajo, ocupación, obra... como poco más o menos lo define el diccionario.
Pues si observamos la pirámide biológica desde su base, advertiremos que hasta las plantas, casi de continuo, realizan esfuerzos para subsistir: alargan sus raíces en busca de humedad y otros alimentos, poseen lo que llamamos heliotropismo, fototropismo... para la síntesis alimentaria y el crecimiento... Los animales mediante tentáculos o trampas y ya no digamos el león tras la gacela..., se obligan, a veces infructuosamente, a realizar esfuerzos para huir de la muerte y para seguir viviendo.
El hombre, desde siempre, tuvo que esforzarse, preocuparse, trabajar..., para nacer, vivir y hasta morir. No me cuadran algunas citas bíblicas como “cultivarás la tierra y te negará sus frutos. “ganarás el pan con el sudor de tu frente”...y otros dichos que vienen a confirmar aquellos asertos. Y uno, ya cansado por esos esfuerzos, llega a decir “que si el trabajo es salud, viva la tuberculosis”.
La conclusión a la que llegamos, es que el hombre –también el actual– se encuentra más realizado, más feliz seguramente, si está ocupado ejercitando algún esfuerzo que le reporte positividad..., que pasivo u ocioso total, para lo que no ha nacido. Pues, reconociendo que todos los extremos son o acaban siendo malos, admitiremos que el hombre tiene que y debe trabajar para vivir. Las máquinas, en su mayoría, restan esfuerzos y trabajo al hombre. Hoy los robots, la informática, etc., vinieron y siguen llegando con los fines antedichos.
Pero las máquinas tienen que ser vigiladas, sustituidas, arregladas..., bien por otras o por nuestras manos. Pues, concluimos en que en el término medio, el equilibrio, la sensatez..., se hallará la virtud: menos trabajo y más sueldo... pero con corazón y con cabeza, que para algo están ahí.
De modo que deseando y esperando que junto a la sensibilidad, ojalá no el afán de notoriedad, vaya aparejada la sensatez y el sentido común.., y acordado con todo sector implicado, se tome la determinación que en el momento es oportuna