Sabandeños, de la música sacra a los boleros tradicionales

No cabía un alfiler. Había quien escuchaba incluso acomodado detrás de las columnas del templo, sin ver a los protagonistas. Mucha gente sentada (400) y otra tanta de pie, según las fuentes consultadas. ¡Ay! los mayores. Algunos/as no pudieron aguantar dos horas de concierto. El caso es que Los Sabandeños reventaron la Concatedral de San Julián con la misa sabandeña y otras animadas piezas del habitual repertorio. Impresionantes los agudos de los tenores Besay Pérez y Javier Hernández que cosecharon numerosos y prolongados aplausos, sobre todo cuando se subieron a los púlpitos para hacer un mano a mano como solistas. Atronadora y larga ovación la dedicada a David Muñoz con “Yolanda”. Muy bien el veteranísimo Juan Díaz y Rayco Déniz, de los más jóvenes. Temas conocidos como “Mirando al mar”, “Solo le pido a Dios”, “Islas Canarias” (acompañados del coro Diapasón), isas, folías, malagueñas para terminar con varios “bises” y el “Unicornio azul”. 
Ameno, didáctico y muy cercano, el director musical Israel Espino en la presentación de los temas y en la habilidad mostrada, con la “venia” del P. Basanta, para saltar de la misa a los boleros, que casi nos ponen a bailar entre los bancos de la iglesia. Tampoco pasaría nada. De hecho, Israel se despidió diciendo no a las guerras e invitándonos a que nos amáramos los unos a los otros. Muy bien en general este acontecimiento incluido, quizás con calzador, en el ciclo de música sacra. Algún desajuste en la megafonía. Enorme trabajo para el director de la mesa de sonido al que, a su pesar, se le escapaban del control algunas evoluciones de los solistas. 
Al arranque, mención cariñosa de Israel Espino al fundador Elfidio Alonso, que no pudo desplazarse con el grupo y al final, agasajos para la agrupación musical con presentes entregados por el alcalde, almirante jefe del Arsenal y director del grupo Diapasón que tanto interés puso en traer a Ferrol al grupo tinerfeño, los de sabanda, los de esa banda, los de la Punta del Hidalgo.

Sabandeños, de la música sacra a los boleros tradicionales

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