Ni la historia del Ferrol más “rebelde”, el que lideró la lucha obrera desde la segunda mitad del siglo XIX y tomó como símbolo a Amador y Daniel, es efectiva para que desde fuera no se observe a la ciudad como un reducto franquista dentro de Galicia. En este sentido, es paradójico que mientras la urbe naval mantiene 63 legados del dictador, A Coruña sea la ciudad gallega con un mayor número: 378, según el catálogo del profesor y ensayista Manuel Monge. Con todo, hay un símbolo que figura entre los más importantes: la casa natal de Franco, y esa sí que está en Ferrol.

Bien es cierto que algunas voces han venido señalando que el dictador podría haber nacido en la parroquia naronesa de Sedes siguiendo la costumbre de las familias acomodadas de la época, una teoría que le parece descabellada al profesor e historiador César Carreño, quien admite muchas dudas al respecto, sobre todo teniendo en cuenta el “Ferrol de apariencias como era o de finais do XIX” y siendo bautizado 13 días después en la ciudad.

Rumorología aparte, lo que sí está constatado es que los propietarios del 136 de la calle María han solicitado una licencia para acometer obras. Los vecinos de la zona confirman que en las últimas semanas ha habido movimiento de enseres, y hay quien asegura que la idea de los Martínez-Bordiú, sus herederos, es dedicar el inmueble a usos turísticos. Lo cierto es que la zona es un punto de atracción, tanto para los que exaltan al dictador como para los curiosos que se acercan. Unos y otros pueden todavía ver dos placas en su fachada.

“Estigmas”

En una, con la imagen del “Vítor”, se puede leer “Primer homenaje. En esta casa nació el 4 de diciembre de 1892 y falleció en Madrid el 20 de noviembre de 1975 Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España y Generalísimo de los Ejércitos”. En la otra, con relieves, pone: “En esta casa nacieron los hermanos don Francisco y don Ramón Franco Bahamonde, valientes militares que al frente del Tercio en África y cruzando el Atlántico en el hidroavión ‘Plus Ultra’ realizaron heroicas hazañas que constituyen gloriosas páginas de la historia nacional. El pueblo de Ferrol hónrase con tan esclarecidos hijos, a los que dedica este homenaje de admiración y cariño. Febrero de 1926”.

Precisamente, estas dos placas o, más bien, su desaparición, han motivado que el BNG de Ferrol, al conocer la solicitud de licencia de obra, haya reclamado al Concello que condicione su beneplácito a que retiren sendos vestigios franquistas. Su portavoz, Iván Rivas, cree que "a Ferrol faríalle moi ben empezar a liberarse deste tipo de estigmas”.

No obstante, su propuesta cayó en saco roto porque el gobierno local aseguró que “non tiñan nada que obxectar”, explica Rivas, quien adelanta que seguirán peleando por ello dentro de un debate más amplio que abarque más simbología, defendiendo que se construya “o futuro da cidade en base a outro tipo de referencias”.

“Peregrinación”

Manuel Monge, que apoya la solicitud del Bloque, incide en que la casa se reformó en 1959 a gusto de Carmen Polo, pero con fondos públicos, y que las arcas municipales pagaban las facturas de la luz, el agua y el conserje hasta 1979, por lo que propone “ir ao rescate, o Concello ten que tomar a iniciativa e levalo ao Xulgado para ver se pode recuperarse para o patrimonio municipal. Cómpre dar esa batalla”.

En todo caso, lo que sí tiene claro es que “non pode seguir sendo un lugar de peregrinación dos fascistas, hai que quitar as referencias cumprindo a lei” y recuerda que ante la casa de Hitler en Austria hay un monumento a la memoria y el inmueble está despojado de referencias fascistas. “Hai que movilizarse, pero o paso previo é a información. Un traballo educativo e pedagóxico, de concienciación”, concluye al respecto el experto, abogando por unidades didácticas para los colegios y por rutas guiadas por los lugares de memoria para educar a la ciudadanía.