La asistencia a personas sin hogar aumenta casi un 25% en la última década

La asistencia a personas sin hogar aumenta casi un 25% en la última década

 Pese a las iniciativas que se mantienen activas desde instituciones y servicios sociales por revertir esta situación, la asistencia a personas sin hogar a través de albergues, pensiones o comedores sociales, entre otros, continúa creciendo, casi un 25% en la última década.


“Las urgencias sociales no entienden ni de días, ni de horarios ni de momentos”, advierte la trabajadora social, Bea Sixto.


A raíz de esa necesidad de cubrir una carencia ciudadana surge en la ciudad de A Coruña, y posteriormente en Santiago, un servicio como el SEMUS proporcionado por Cruz Roja. En las rutas semanales que realizan, un grupo de técnicos atiende a personas en situación de vulnerabilidad social – no sólo sin hogar, también responden a otras activaciones de los servicios de emergencia locales - y da conocimiento de ello a servicios sociales.


En el caso de Santiago, el servicio registró 1.713 intervenciones con personas en situación de calle en el año 2022 con una media de 13 personas atendidas en cada una de las rutas, aunque esta última cifra varía a nivel local, como señala el técnico David Montes, por “la estacionalidad” compostelana, siendo mayor la afluencia en invierno.


“No es solo trabajar con lo que no tienen ahora sino también toda esa historia previa”, explica la psicóloga Ana Núñez. Historias, añade, que les “afectan” a la hora de gestionar los recursos de los que disponen para afrontar las “situaciones del día a día”.


Se trata de personas con “vidas muy complejas” y con las que “a veces se tarda meses en que te digan ‘hola’”, detalla Sixto.


De ahí, que recalque la prudencia ciudadana antes de intervenir, dado que el objetivo “no es bajarle la comida todos los días, sino que salga de esa situación”. En ese sentido, "una intervención no correcta puede desvirtuar una de personal técnico", recuerda Sixto.


Algo que sería contraproducente, ya que como indica la jefa del área de Servicios Sociales de Santiago, Eva María González, que estas personas “vengan aquí (a las instituciones) por iniciativa propia es difícil”.


La mayoría de las que son atendidas lo son desde la calle y, una vez se les explica cuáles son los recursos que tienen a su alcance, se hace todo lo posible por invitarlas a acercarse a servicios sociales y analizar su situación, apunta.


En ese análisis se tiene en cuenta el riesgo económico en el que viven y si les corresponde el Ingreso Mínimo Vital (IMV) o la Renta de Inclusión Social de Galicia (Risga), aunque González aclara que el “90% tiene ingresos” y el problema es “la gestión” que hacen de los mismos.


Una gestión que resulta necesaria que manejen para tener un “margen de maniobra” en parcelas de su vida como la sanitaria o la social.


No obstante, la inclusión de otros trámites y derivaciones que puedan facilitárseles recaen directamente sobre “la voluntad de cada ayuntamiento”, señalan desde Servicios Sociales de Santiago.


Para esa parte que rechaza ser ayudada, Sixto cree que no es “desconocimiento” de los recursos existentes sino un enfoque de "no considero que sea oportuno que un profesional se meta en mi vida".


Una realidad que se agudizó aún más durante el estallido del Covid-19 con el que estaban “aterrorizados” y “solos”, en palabras de la trabajadora social. Un condicionante que pudo desencadenar también en problemas de salud mental, ya que todos necesitamos "esa red social" para sentirnos "alguien", como indica la psicóloga Ana Núñez.


Y para estas personas, independientemente de la situación de pandemia, si ir al médico por un motivo físico ya puede ser todo un reto -el trato varía “mucho cuando van acompañadas a cuando van solas”-, como lamenta Sixto, por motivo psicológico “ni siquiera se lo plantean”, concreta Núñez.


Un total de 28.552 personas sin hogar precisaron asistencia de alojamiento y restauración en 2022, lo que supone un 24,5% más que en 2012, según los últimos datos recogidos en la Encuesta a las personas sin hogar del Instituto Nacional de Estadística (INE).


Los principales motivos que conducen a esta situación, según recoge el INE, son: la llegada de otro país (28,8%), la pérdida de empleo (26,8%) y el desahucio de vivienda (16,1%). Si bien cabe tener en cuenta que, en la mayoría de los casos, no hay un único motivo, sino que es una "cuestión multifactorial".


Hay que descender hasta el número siete de la lista que contabiliza el número de personas sin hogar por cada 100.000 habitantes para ver el puesto que ocupa Galicia (165,7), lo que supone un total de 2.300 personas sin hogar en el territorio gallego.


En caso de cruzarnos con una de ellas, González reitera la necesidad de avisar a las entidades competentes y Núñez comenta que “muchas veces el ‘buenos días’ ya es algo, es ver a una persona”. 

La asistencia a personas sin hogar aumenta casi un 25% en la última década

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