Alfonso Rodríguez Fernández tiene 36 años y es de Santa Cecilia, en Narón. Por avatares de la crisis –trabajaba en la hostelería en Londres pero regresó a Ferrol como empleado en una planta de biodiésel que no prosperó– recaló en el local de un amigo en Terrassa y allí empezó a centrarse en la preparación de combinados. Desde hace tres años está instalado en Barcelona, como jefe de barra de la coctelería Boca Chica, bajo la dirección de Sergio Padilla. Allí ha perfeccionado su técnica como barman, ha continuado formándose a través de libros, vídeos y cursos, y ha conseguido que un gin-tonic salido de sus manos se considere el mejor de España en un certamen organizado por la marca de tónicas Schweppes.
“Es un gin-tonic inspirado en el pasado joyero de Jacob Schweppe”, explica. A partir de ahí surgen joyas y joyeros, una infusión de té japonés con polvo de oro, focos que iluminan convenientemente la copa y producen destellos, una lámpara mágica que desprende humo, aromas de pomelo y hojaldres de anacardos que descubren la receta a mordiscos. Un despliegue espectacular que apela al gusto y a la vista. “No solo influye que el gin-tonic sea bueno, tienes que tener una historia”, comenta respecto a su éxito. Primero ganó el certamen en Barcelona (1.000 euros de premio) y hace unos días el premio nacional (2.000 euros). Además será imagen de la marca a nivel internacional durante el 2014.
Alfonso Rodríguez cree que uno de los secretos de su profesión es “el trato con la gente, si no transmites nada, no vuelven”. Por eso hay que “expresarse bien, contar una historia, el porqué se hacen así las cosas”. En resumen, “tener personalidad en la barra y un poco de sangre, porque en una noche de trabajo puedes hacer 200 o 300 cócteles. Se necesita chispa, ser apasionado por tu trabajo”.
Aunque él hace todo tipo de cócteles, reconoce que el gin-tonic sigue de moda y eso ayuda a introducir a los consumidores en un mundo mucho más amplio que en España todavía no está muy desarrollado. “Ha servido para dar a conocer la coctelería en general, para empezar a probar cócteles a base de ginebra. Nos ha venido muy bien”. El éxito de esta bebida se debe, cree, “a su versatilidad”. “Hay muchas referencias, muchos sabores. Destilados con frutos que hacen que sean muy suaves. Hoy en día hay una ginebra para cada tipo de persona, para todas las edades y gustos. Algunos puristas ni siquiera las consideran ginebras”, ríe.