“La verdad es que impacta bastante probar una silla de ruedas, lo ves desde fuera y parece fácil”. Esta es la sensación que experimentaron ayer todos los que se acercaron al campus de Esteiro (enfrente del Centro Cultural Universitario) y participaron en la iniciativa “Xente, senta e sente”, puesta en marcha por la Asociación Sociocultural ASCM y que este año contó con la colaboración de la Escuela de Diseño Industrial.
El objetivo de la propuesta consitió en “intentar concienciar ás persoas que non teñen ningún tipo de discapacidade e que se poñan na pel de quen ten mobilidade reducida, que sintan as barrerias que acotío encontran e vexan realmente que moitas veces unha pequena altura é unha gran barreira para as persoas que van en cadeira de rodas”, explicó la gerente de la ASCM, Paula Gárate.
La iniciativa, tal y como indica Sara Pena –alumna de tercer curso y participante del proyecto junto a sus compañeros Claudia, Olalla e Iván, “surgió a través de la asignatura Aspectos económicos y empresariales del diseño y el profesor, a parte de una empresa ordinaria, nos dio la opción de establecer un acuerdo de colaboración con la Oficina de Cooperación y Voluntariado, por lo que fue sí fue como conocimos ASCM y decidimos organizar el acto de hoy”.
Tras realizar un recorrido con la ayuda de voluntarios de la entidad por las inmediaciones del campus, las impresiones son todas las mismas. “La verdad es que sientes un poco de agobio porque si no te puedes levantar ni para un acto tan simple como es el de tirar la basura en el contenedor o en el momento que te toca subir un bordillo con esta silla de ruedas manual te tienen que subir y dependes de otra persona... es una sensación muy agobiante. Pero creo que merece la pena probarla porque te sientes un poco más identificada y no sabes si el día de mañana te puede tocar a ti”, señala Pena.
Unas sensaciones que también experimentó el propio profesor de la asignatura por la que nació la cooperación, Manuel Martínez, quien tras bajar de la silla aseguró que “es muy distinto a lo que realmente ves cuando vas por la calle. Te das cuenta de que hay unas rampas súper inclinadas, que no hay barandillas de protección...”.
Tal y como indica el docente, los alumnos se sienten involucrados en todo momento en la iniciativa “ya que la metodología de aprendizaje es por servicio y al final trabajan equipo, liderazgo, comunicación... y sobre todo voluntariado”. Tras la experiencia, Martínez no descarta proyectos futuros enfocados a las sillas de ruedas.
La conclusión que saca ASCM de proyectos como este es que todavía queda mucho por hacer. “Sí que é verdade que ultimamente Ferrol está invertindo unha partida en adecuar as barreiras arquitectónicas, por exemplo nos pasos de peóns en Esteiro, pero eso non significa que a accesibilidade esté corrixida nin moito menos; os políticos teñen que tomar conciencia e sempre reclamamos ás administracións que tomen medidas coa mobilidade”, destacó Paula Gárate.