Emilio Larraz hizo una apuesta fuerte para venir al Racing y, en su primera temporada, cumplió el objetivo marcado.
¿Cual es la valoración de este primer año en el Racing?
El de la satisfacción del deber cumplido, de haber conseguido todos los objetivos para lo que te contrataron y, además ,en un año en el que ,durante bastantes meses de la temporada, daba la sensación de que no se iba a conseguir y que este no iba a ser nuestro año. Pero al final con el trabajo de todos se ha conseguido.
¿Cuáles eran sus planes hace un año?
Cuando terminé mi tercera temporada en el Ebro, hablé con Ander Garitano, que era el director deportivo. Le comenté que creía que mi paso adelante era estar en un equipo de Segunda B, que tuviera aspiraciones de ir al fútbol profesional y que te pudiera dar herramientas, porque nosotros estábamos más limitados en ese aspecto. Decidí buscar esa vía y desvincularme del Ebro. Hubo opciones de trabajar en algún club, pero apareció la propuesta del Racing, que no era lo que buscaba, porque no quería volver a Tercera, pero después de hablar con Mouriz y explicarme el proyecto, pues la verdad es que me dio esa sensación buena de que, aunque era como dar un pequeño paso atrás, pero si se conseguía el ascenso estaría donde quería, en un equipo de Segunda B con aspiraciones de dar el salto a arriba. Eso es lo que me hizo tomar la decisión y, pasado un año, estás contento de ver que acertaste y que estás donde querías.
¿Cómo recibió la llamada?
Por sorpresa, porque la verdad es que no nos conocíamos. Él me comenta que le habían hablado de mi y que quería un perfil de entrenador que conociera el camino del ascenso y tuviera experiencia en estas cosas y que quería conocerme. Quedamos a mitad camino para vernos. Después de esa entrevista, quedamos que nos llamaríamos. En esa entrevista hubo buena sintonía y a los diez o quince días me llamó para decirme que, si me interesaba, me haría una oferta.
¿Cuál fue la reacción de su familia?
Cuando estábamos barajando diversas opciones de ir a varios equipos, recuerdo que un día se lo expliqué a mi mujer. Le dije un poco el proyecto, le conté lo que había y lo que me sorprendió es que ella me dijo rápidamente que si yo lo veía claro que para adelante. Eso me animó mucho, porque sin ellos no hubieran tenido claro acompañarme, probablemente no hubiera venido.
¿Fue importante saber quiénes eran los dueños del club?
Los que estamos metidos en el mundo del fútbol, todos sabemos lo que es el Racing de Ferrol e incluso el año pasado comentábamos entre entrenadores y jugadores que no entendíamos lo que pasaba aquí, porque la plantilla era importante, se sabía que no había problemas de pagos. Pero todos sabemos que el Racing es uno de los equipos más importantes de Segunda B. Cuando Mouriz me explica el proyecto que hay, la gente que está detrás, también se de su trabajo en Lugo, me convenció el proyecto y las ideas que tenían tan claras de cómo desarrollarlo y también la estabilidad en forma de contrato que me ofrecían para que fuéramos todos juntos de la mano.
¿Cuál fue su sensación al llegar al Racing?
Cuando llegué notabas una cierta sensación de negatividad, de pesimismo y ya pasado un año creo que el motor se ha puesto en marcha y me da la sensación de que tanto el club como la ciudad tiene un potencial enorme, mucho mayor del que vi cuando llegué, porque incluso a nivel ciudad oía esa sensación al hablar con la gente de aquí. Parecía todo malo, pero a mi me parece una ciudad, no solo preciosa, sino con un potencial enorme. Con este final de temporada ves al racinguismo con mucha más ilusión y el club es como si se hubiera encendido la luz y con la sensación de que lo peor ha pasado y mucha ilusión con lo que tiene que venir.
¿Y después del partido de Somozas?
A ese partido tampoco le dimos demasiado importancia, porque el equipo estaba todavía sin hacer, había futbolistas que ni siquiera habían llegado. Había llevado una pretemporada muy atípica, en el sentido de que no habíamos jugado partidos importantes, la plantilla estaba por hacer, había que cambiar la mentalidad de todo el mundo.
Ese partido, dentro de que fue un palo, por la rivalidad que había a tu gente le sabe mal, pero enseguida empezamos a ganar y no le dimos más importancia. El día de Paiosaco sí que fue peor, en el sentido de que ya se llevaban ocho meses de competición y estábamos a diez puntos del primero y la sensación seguía sin ser buena.
¿Que pasó después del partido de Paiosaco?
Esa semana fue de las principales virtudes que hemos tenido todos en la temporada. Normalmente, cuando se produce una situación así, en el vestuario se empiezan a dar la espalda unos a otros, a buscar culpables, muchas veces los directores deportivos tratan de salvar su trabajo culpando al entrenador o justificando que se han equivocado en su fichaje y buscando un cambio en ese sentido. Sin embargo, esa semana, desde todos los estamentos, desde las charlas que tuvimos en el vestuario, desde el apoyo y la tranquilidad con la que Carlos Mouriz me comentó como teníamos que vivir esta situación, el afecto con el que lo hizo, la absoluta confianza que nos trasladaron desde el grupo Elite, en el sentido de que nosotros éramos los profesionales y que sabíamos lo que teníamos que hacer. Todo eso nos ayudó mucho a darnos cuenta del privilegio que teníamos de que nos hubiesen dado la oportunidad de ser los protagonistas de este proyecto y que teníamos que mirar el objetivo de frente y dejarnos de excusa. A partir de ahí, yo creo que todo cambió.
¿Había visto alguna vez tantas lesiones graves?
Ha sido algo atípico, que no nos había ocurrido a nadie en ningún equipo, nunca nos hemos encontrado, no ya solo con las cuatro lesiones de rodilla, sino que también una fractura de dos costillas, una fractura de metacarpiano del pie, un edema óseo. Eran lesiones muy graves, muy complicadas de solucionar y todas traumáticas. Esto, después de que en Navidad hubiéramos sido campeones de invierno y de que parecía que aquella primera etapa de Paiosaco había pasado y que el equipo ya estaba en velocidad de crucero, pues te vienen otra vez problemas y te viene otra vez la sensación de que este no va a ser nuestro año, que hay demasiados problemas, pero la fortaleza que hemos tenido para seguir adelante, para buscar soluciones para pelear entre todos, nos hizo más fuertes de cara al final.
Y en el sorteo le tocó el Jaén, uno de los equipos que había manifestado que no quería...
Cuando ya has superado todas las lesiones y has sido campeón de liga, dices que haber si tenemos suerte en el sorteo y te vuelve a tocar esto y, además la vuelta fuera de casa, pues te viene a la cabeza que hay veces que se te cruzan las cosas y por más que quieres, a lo mejor no era nuestro año y nos teníamos que quedar en Tercera. Pero todo lo que nos ha pasado durante el año nos ha hecho más fuertes, entendimos la eliminatoria ante el Jaén, no como un problema, sino como una posibilidad de terminar el año a lo grande y así ha sido.
¿Qué pensó en el descanso del partido en el terreno de juyego del Jaén?
De principio, íbamos mentalizados de que sufriríamos, porque los partidos de campeones son así, porque son muy igualados, pero el factor campo cuenta. En casi toda la segunda parte estuvieron a merced nuestra, en la que pudimos golearlos, nosotros en la primera parte estábamos en esa situación, pero al final el planteamiento que se hizo fue que nos quedaban cuarenta y cinco minutos, que íbamos cero a cero, porque se había igualado la eliminatoria, y que, a partir de ese momento, nuestros goles valían más que los suyos, así que teníamos que quitarnos la sensación de estar un poco encogidos y buscar nuestro gol y tratar de buscar a los jugadores de arriba para marcar y llevarnos la eliminatoria. En estas, apareció Joselu, que volvió a demostrar que es el mejor delantero de la categoría, y después acabamos perdiendo, pero pudimos ganar el partido claramente.
¿Qué sintió al final del partido?
Te viene de repente esa sensación de satisfacción de que todo ha merecido la pena. Que ha sido un año muy largo, muy difícil, que durante todo el año has estado pensando si acertaste o no, si la decisión fue la correcta o no, si te precipitaste en tomar la decisión de venir. Cuando pasa eso, te das cuenta de que todo ha merecido la pena y muy satisfecho de haberlo conseguido.
¿Qué se puede esperar para la próxima temporada?
Este año se han marcado una serie de pautas de comportamientos, de valores con las que nos sentimos identificados los que trabajamos en este proyecto, tanto el Grupo Elite como la dirección deportiva, como es el vestuario, que es de trabajar mucho, de ser honrados y humildes para respetar a todo el mundo, pero muy ambiciosos y con mucha confianza en nuestras posibilidades y ese es el camino que tenemos que seguir. El objetivo final es que el Racing vuelva a estar en la Liga de Fútbol Profesional, pero todo lo que no seas capaz de hacer en el campo, por mucho que lo digas fuera, no vale para nada. Lo que hay que tener claro es cuál es el objetivo, ilusionarnos todos, pero hay que andar mucho camino todavía y hay que hacerlo desde la humildad, el trabajo y la ambición.
¿Se esperan muchas bajas?
A partir de la próxima semana nos sentaremos a analizar y a planificar lo que puede ser la plantilla de la próxima temporada. Aun estamos haciendo la memoria de este año. Hay dos pautas bastante claras, una que tenemos un grupo humano y deportivo que ha conseguido tener una fuerza importante y eso hay que tratar de mantenerlo, porque no podemos empezar de cero otra vez, pero, por otro lado, hay que ser conscientes de que las categorías están por algo y lo que no te vale para una, igual no te vale para otra. Entonces tenemos de tratar de encontrar el equilibrio, sin romper eso, tener un salto de calidad y cantidad.